El movimiento hacia el establecimiento de una semana laboral más corta comenzó en el siglo XIX, cuando era común que las personas trabajaran de 6 a 7 días a la semana, de 10 a 14 horas al día. La noción de que la gente debería trabajar menos surgió de una variedad de variables, incluidos motivos humanitarios, consideraciones económicas y mejoras en la productividad:
- Movimientos obreros: Los sindicatos y las organizaciones laborales lideraron la lucha para reducir la semana laboral con el fin de proteger a los trabajadores de condiciones laborales opresivas y promover el equilibrio entre la vida laboral y personal.
- Revolución Industrial: A medida que las economías industriales crecieron, los trabajadores comenzaron a cuestionar las largas jornadas laborales y abogaron por más tiempo libre y circunstancias laborales más justas.
-Crecimiento de la productividad: A medida que aumentó la eficiencia y avanzó la tecnología, las empresas se dieron cuenta de que los trabajadores eran más eficaces y productivos cuando trabajaban menos horas. Con una reducción de las horas de trabajo, experimentaron mejoras en la satisfacción de los empleados, menores tasas de accidentes y una mejor moral en el lugar de trabajo.
- Movimientos de reforma social: Los reformadores sociales y los progresistas apoyaron el concepto de una semana laboral más corta para mejorar la calidad de vida de los trabajadores, permitir más oportunidades de ocio y educación y disminuir los problemas sociales relacionados con las largas jornadas laborales, como la pobreza y los bajos niveles de vida.
-Convenios Laborales y Legislación: A través de acuerdos laborales y legislación, la lucha para reducir la semana laboral finalmente dio sus frutos. La legislación inicial que limitaba la jornada laboral estaba dirigida a sectores específicos, como las mujeres y los niños, pero con el tiempo, estas regulaciones se extendieron a la mayoría de las ocupaciones. Los gobiernos crearon normas laborales que establecían una semana laboral máxima y daban a los empleados el derecho a días de descanso y vacaciones pagadas.
-Influencia de Ford Motor Company: En 1926, Henry Ford sorprendió al mundo al introducir una semana laboral de cinco días y una jornada laboral de ocho horas en la Ford Motor Company, yendo más allá de la semana laboral convencional de seis días todavía en uso en ese momento. Debido al aumento de la productividad, la moral de los trabajadores y el poder adquisitivo que produjo, esta medida fue elogiada como un triunfo empresarial y tuvo una influencia considerable en otras empresas.
-Segunda Guerra Mundial y Posguerra: Las demandas de semanas laborales más cortas aumentaron durante la Segunda Guerra Mundial, cuando las mujeres ingresaron a la fuerza laboral para ocupar los puestos de los hombres que estaban luchando. Después de la guerra, los empleados continuaron abogando por jornadas laborales más cortas como parte de la ampliación de los derechos laborales y la mejora del nivel de vida.
-Adopción gradual: Sin embargo, la semana laboral de cinco días no fue aceptada universalmente con tanta rapidez. Numerosas empresas e industrias continuaron operando con semanas laborales más largas durante varios años. El paso a una semana laboral de cinco días se desarrolló con el tiempo, respaldado por negociaciones en curso entre los sindicatos y la dirección, normas gubernamentales y cambios culturales.
Como resultado de las acciones combinadas de los sindicatos, los reformadores sociales, la legislación y la creciente conciencia corporativa, la semana laboral de cinco días finalmente surgió como el estándar en todo el mundo. Señaló un cambio cultural significativo y una victoria en la lucha por los derechos de los trabajadores y un mejor equilibrio entre la vida laboral y personal.