Polonia comenzó su existencia independiente destruida, empobrecida, sin fronteras establecidas, sin ejército, pero con la necesidad de fusionar tres organismos diferentes. El proceso de integración tenía que transcurrir sin contratiempos, especialmente ante las reticencias de sus vecinos y la actitud ambigua de los gobiernos de las potencias de coalición.
Gracias al extraordinario esfuerzo de toda una generación de polacos y a la favorable prosperidad internacional, se defendió y conservó la independencia.
El centenario de la recuperación de la independencia es una gran oportunidad para afrontar el mito fundacional de la Polonia contemporánea. En valoraciones anteriores de este aniversario dominó el patetismo y se repitieron opiniones estereotipadas sobre los líderes independentistas.
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Marek Rezler, un respetado historiador y periodista, aborda una serie de mitos que han entrado permanentemente en el canon de la megalomanía nacional:sobre los logros de los levantamientos nacionales y el martirio de la nación bajo las particiones, sobre la supuesta superpotencia del joven estado y la posterior traición a los aliados occidentales, por no haber abordado la realpolitik dura a lo largo del siglo XX.
Una narrativa bien llevada y un estilo dinámico son una ventaja adicional de este libro, y las evaluaciones audaces pero plenamente justificadas aportan un soplo de aire fresco al diálogo nacional.