Juan Calvino, el fundador del calvinismo, formula sus creencias de manera firme y estricta en su obra principal "Instituciones". Sin embargo, se contradice en otros puntos. Según el estudioso de la literatura Ernst van den Hemel, Calvino quería utilizar esto para castigar al creyente que tiene demasiada confianza en sí mismo en su fe. Por tanto, la imagen de un fundamentalista que se aferra a Calvino no está justificada.
Juan Calvino es conocido como un teólogo de hierro que estableció firmemente sus puntos de vista sobre la fe. Sin embargo, la imagen rígida de Calvino que prevalece en los Países Bajos es bastante singular. Ernst van den Hemel (Universidad de Amsterdam) notó que Calvino, especialmente en su Francia natal, es conocido por sus textos coloridos e imaginativos.
En Francia incluso le valió la caracterización de "príncipe del Renacimiento". Para su investigación de doctorado, Van den Hemel investigó cómo se pueden reconciliar estas dos identidades de Calvino.
Según Van den Hemel, en los Países Bajos se considera erróneamente a Calvino como un hombre fundamentalista y estricto. Una de las características más importantes del fundamentalismo –la estricta adhesión a ciertos principios– no se refleja en su obra. Calvino trató constantemente de engañar a sus lectores. Él mismo siempre socavó las certezas en sus textos, lo que hace que sus textos sean dinámicos. Principalmente quería animar a su audiencia a seguir pensando por sí mismos.
Un ejemplo de la dinámica en la obra de Calvino es su exposición sobre la existencia del conocimiento innato de Dios:Calvino plantea en su 'Institución' desde 1559 primero que el conocimiento innato de Dios existe, y luego lo socava:“Pero así como la experiencia atestigua que una semilla de religión ha sido sembrada en todos por Dios, así apenas se encuentra uno entre cien que concibió germen en su corazón, pero nadie en quien madure:mucho menos ese fruto se verá a su debido tiempo.”
Caricatura
Mirjam van Veen, profesora universitaria de historia de la Iglesia, que obtuvo su doctorado con Calvino, también piensa que con demasiada frecuencia se hace una caricatura del reformador de la Iglesia. Los textos de Calvino deben situarse ante todo en el contexto del siglo XVI. En aquella época Europa estaba asolada por las guerras de religión. Calvino predicó en Ginebra, invadida por refugiados”.
"Sus ideas de moderación pretendían principalmente distribuir de manera justa los pocos recursos disponibles", dice Van Veen. Además, según ella, Calvino no era un pensador sistémico estricto. "Por supuesto, quería convencer a la gente de sus puntos de vista sobre la Biblia, pero no de tal manera que no hubiera lugar para la discusión".
A Van den Hemel le gustaría que los investigadores estudiaran con más frecuencia los primeros textos modernos desde un punto de vista literario para llegar a un nuevo enfoque de los textos históricos. Van Veen también dice que encuentra "interesante" el enfoque literario.