Entre el 336 y el 323 a.C. Grecia, Anatolia, Egipto y toda Asia Menor, desde Fenicia hasta la frontera oriental de Persia a lo largo del río Ganges, fueron conquistadas por el joven Alejandro III de Macedonia, hijo de Filipo II de Macedonia.
Macedonia en el siglo IV vive en una situación ambigua, su lengua, su cultura, sus tradiciones son griegas, sin embargo la percepción que los habitantes de la polis tienen de este pueblo es de un pueblo bárbaro, rudo y primitivo, y por ello el rey Felipe II decidió confiar a su hijo Alejandro al cuidado del pensador más importante de la época, Alejandro fue así instruido por el propio Aristóteles, perfeccionando su griego, y aprendiendo de su maestro todo lo necesario para gobernar sabiamente y ser completamente aceptado por la cultura griega. .
En el año 336 a.C. Felipe muere dejando la corona al entonces veinteañero Alejandro, quien en poco tiempo habría conquistado un vasto imperio, poniendo primero bajo su control las distintas polis griegas unidas en la Liga Helénica, alianza que unía a todas las polis. que sobrevivió a las guerras del Peloponeso, luego se trasladaría a Anatolia y siguiendo la costa llegaría a Egipto donde añadiría a sus títulos el de Faraón de Egipto, de Egipto partiría luego hacia el imperio persa, logrando someter a los poderoso imperio asumiendo el cargo de Emperador.
En estos años en los que Alejandro librará muchas batallas y asediará innumerables ciudades habrá traiciones y rebeliones, algunas regiones se levantarán, pero con una buena dosis de estrategia podrá restablecer el orden en poco tiempo.
La rapidez de las conquistas realizadas por Alejandro repartidas en poco más de una década de reinado en la que no hubo un solo día sin preparar, marchar o librar una guerra habría dado lugar a innumerables mitos y leyendas sobre la figura de Alejandro, el más Son ciertamente famosos el episodio de la fundación de Alejandría en Egipto, el mito de la Fuente, el mito de los Melocotones y el episodio del nudo gordiano.
Mitos y leyendas a un lado, en el año 323 a.C. Después de la muerte de Alejandro, y dada la "ausencia" entre muchas comillas, de un heredero legítimo, el inmenso imperio que iba desde Macedonia hasta el Ganges pasando por el valle del Nilo, fue dividido entre los generales, llamados Diadochi, que lo habían seguido y Acompañó a Alejandro en la Batalla, dando así vida a los Reinos Helenísticos. Durante la división del reino no hubo enfrentamientos particulares, ya que los generales se habrían asegurado el control de los territorios que, en cierto sentido, ya gobernaban en nombre de Alejandro.

Hay que decir que incluso antes de Alejandro existieron algunos reinos llamados helenísticos debido a la cultura helénica, como el reino del Bósforo-Cimmerio. Fundado en el 480 a. C. y desaparecido con la conquista macedonia, otros se habrían dividido en muchos pequeños reinos, pero procedamos en orden.
Mientras Alejandro aún vivía, entre 331 y 330, Seleuco I, Ptolomeo I, Lisímaco y Casandro comienzan a gobernar, en nombre del emperador, respectivamente en Asia Menor, Egipto, Capadocia y Macedonia, posteriormente en el 323 estas regiones del imperio se transformarían en reinos e imperios autónomos.
Seleuco habría extendido su poder desde la costa mediterránea hasta las fronteras orientales del antiguo imperio alejandrino, hasta las fronteras con el imperio indio de Maurya. , anexando una porción importante de ’Anatolia a su imperio sacado del reino de Capadocia.
Ptolomeo asumiría el cargo de faraón y tomaría el control del valle del Nilo y de Cilicia, el único fragmento de Asia Menor no gobernado por Seleuco.
Lisímaco tomaría el control de Capadocia y de Tracia , renunciando a una porción de Anatolia a cambio del control total del Estrecho del Bósforo.
Por último, pero no menos importante, Cassandro tomó el control de Macedonia y de la pisla griega , a excepción de Epiro que no había pasado a formar parte del Imperio de Alejandría desde que estaba gobernado por Alessandro il Moroso , hermano de Felipe II y tío de Alejandro Magno.
El primer reino helenístico en desintegrarse habría sido el de Lisímaco, que ya en 297 comenzó a desmoronarse.
El primero en separarse, proclamando la autonomía de su reino fue el príncipe Zipoite I. que separó el reino de Bitina de Tracia en el año 297, en el año 282 Filetero habría fundado el reino de Pérgamo, en la zona sur de Anatolia occidental, la región que domina el mar Egeo y al año siguiente, en 281 Mitrídates I Fundó el reino del Ponto en el norte de Capadocia, en la zona nororiental de Anatolia, llevándose otra pieza importante del reino de Lisímaco.
Trastornado el Estado de Lisímaco, una suerte similar habría tocado al Imperio seléucida, que habría tenido que enfrentarse a las distintas poblaciones guerreras sometidas primero por los persas y luego por Alejandro.
Los primeros en proclamarse independientes fueron los habitantes de la región. Imperio de Oriente, en la frontera con la India, para proclamarse soberano de este nuevo reino habría sido Diodoto en el año 250 con la fundación del reino greco-bactriano que se extendía sobre el Bactriano y sobre la Sogdiana.
En 247 siguiendo el ejemplo de Diodoto también los partos se habrían proclamado independientes creando un reino intermedio entre el imperio seléucida y el reino griego bactriano, que se extendía desde el mar Caspio hasta el golfo Pérsico, y el último reino helenístico, nacido de la desintegración del imperio seléucida sería el reino de caraceno, es un pequeño reino situado al norte del Golfo Pérsico en una región ahora entre Kuwait, Irak e Irán.

A diferencia de los otros reinos fundados por los diádocos de Alejandro, el reino ptolemaico en Egipto logró sobrevivir ileso y la última de los Ptolomeos habría sido Cleopatra a cuya muerte el reino se convertiría en provincia romana, destino común a la mayoría de los reinos helenísticos, salvo algunos pequeños reinos como Characene, que posteriormente se habría incorporado al reino parto, cuyas fronteras se habrían extendido cada vez más hacia el oeste, llegando a conquistar gran parte del imperio seléucida, convirtiéndose durante mucho tiempo en uno de los enemigos más difíciles y poderosos de Roma.