Las primeras monedas de plata se introdujeron en el año 775 durante el reinado de Offa de Mercia. Comenzaron a acuñarse en todo el país bajo otros monarcas, como Athelstan, quien reformó la moneda en la década de 930. A Eduardo I se le atribuye la introducción del centavo cruzado corto, que tuvo un uso considerable, junto con el centavo cruzado largo menos frecuente, hasta 1247, cuando el centavo de plata se volvió redondo y llevaba un retrato del rey.
Hubo varias degradaciones de las monedas de un centavo de plata, especialmente en períodos de conflictos económicos, como la acuñación de Guillermo III en 1696, impulsada por monedas falsificadas. A pesar de estos desafíos, los centavos de plata permanecieron en circulación durante casi un milenio, hasta que fueron reemplazados por el centavo de cobre en 1797.