Campaña terrestre :Tras la exitosa campaña aérea, las fuerzas de la coalición lanzaron una ofensiva terrestre a gran escala el 24 de febrero de 1991. Esta fase de la guerra duró sólo cuatro días y fue diseñada para expulsar a las fuerzas iraquíes de Kuwait. Las fuerzas terrestres encontraron una resistencia relativamente ligera ya que el ejército iraquí había quedado significativamente debilitado por la campaña aérea.
Alto el fuego y liberación :El 28 de febrero de 1991, Irak aceptó un acuerdo de alto el fuego propuesto por las Naciones Unidas, poniendo fin formalmente a la guerra. Las fuerzas de la coalición liberaron Kuwait y restauraron su soberanía. El líder iraquí Saddam Hussein permaneció en el poder, a pesar de los llamados de algunos miembros de la coalición para su destitución.
Crisis humanitaria :La guerra dejó tras de sí una importante crisis humanitaria tanto en Kuwait como en Irak. Muchos ciudadanos kuwaitíes habían sido objeto de abusos contra los derechos humanos y detenciones por parte de las fuerzas iraquíes durante la ocupación, lo que dio lugar a esfuerzos para proporcionar ayuda y apoyo a los afectados.
Incendios de petróleo en Kuwait :Cuando las fuerzas iraquíes se retiraron de Kuwait, incendiaron numerosos pozos petroleros, causando daños ambientales y creando derrames masivos de petróleo en el Golfo Pérsico. La extinción de estos incendios petroleros se convirtió en un esfuerzo importante en la posguerra y se necesitaron varios meses para extinguir completamente todos los incendios.
Sanciones e inspecciones de posguerra :Después de la guerra, las Naciones Unidas impusieron sanciones a Irak para garantizar su cumplimiento de las resoluciones internacionales. Estas sanciones tuvieron un impacto devastador en la economía y la población iraquíes. Además, se desplegaron inspectores de armas de la ONU para monitorear y desmantelar los programas de armas de Irak, lo que llevó a años de inspecciones y enfrentamientos entre Irak y la comunidad internacional.
Levantamientos chiítas y kurdos :El fin de la guerra provocó levantamientos de musulmanes chiítas en el sur de Irak y de kurdos en la parte norte del país. Ambos grupos se sintieron marginados y oprimidos por el gobierno central iraquí. Los levantamientos fueron reprimidos por las fuerzas de Saddam Hussein con un considerable derramamiento de sangre.
Estos acontecimientos en conjunto dieron forma a las secuelas de la Operación Tormenta del Desierto y tuvieron consecuencias regionales y globales duraderas, incluidos los desafíos políticos y conflictos en curso en el Medio Oriente.