La celebración del Día de Reyes como fiesta religiosa se estableció por primera vez en la Iglesia cristiana primitiva. En el siglo IV, el Papa Julio I declaró el 6 de enero como fiesta oficial para conmemorar la llegada de los Reyes Magos y la manifestación de Jesús como el divino Hijo de Dios. La festividad se observó ampliamente en toda Europa y luego se extendió a países de todo el mundo, particularmente aquellos con fuertes tradiciones cristianas católicas y ortodoxas.
Con el tiempo, el Día de Reyes se convirtió en una celebración cultural que combina costumbres religiosas con el folclore y las tradiciones locales. En muchos países, se asocia con la entrega de regalos, desfiles y festividades. En España y Latinoamérica es costumbre que los niños dejen sus zapatos a la intemperie la noche del 5 de enero, esperando que los Reyes Magos les dejen regalos. En México, el Día de Reyes es la culminación de la temporada navideña, con grandes procesiones y celebraciones en ciudades y pueblos.
El simbolismo de los Reyes Magos representa el viaje de fe y la búsqueda de la verdad, así como la importancia de la generosidad y la entrega de regalos. La festividad sirve como recordatorio del significado del nacimiento de Jesús y la revelación de su divinidad, y continúa celebrándose como una tradición apreciada en varias culturas de todo el mundo.