King creía que los niños no eran simplemente receptores pasivos de información, sino agentes activos que podían marcar una diferencia en el mundo. Vio las manifestaciones como una oportunidad para que los niños aprendieran sobre la historia de los derechos civiles, desarrollaran un sentido de empatía por los demás y se comprometieran con la causa de la justicia social. Creía que estas experiencias ayudarían a los niños a convertirse en ciudadanos más responsables y compasivos, y que desempeñarían un papel vital en la configuración del futuro del país.
La declaración de King refleja su creencia en el poder de la educación y la importancia de involucrar a los jóvenes en la lucha por el cambio social. Creía que al brindarles a los niños oportunidades para aprender sobre el movimiento de derechos civiles y participar en él, se inspirarían para convertirse en defensores de la justicia y la igualdad y continuar la lucha por un mundo mejor.