1. Consentimiento de los Gobernados: Esta teoría, célebremente articulada por John Locke, sostiene que los gobiernos derivan su legitimidad del consentimiento explícito o implícito de las personas que gobiernan. La idea es que los individuos celebren un contrato social con el Estado, acordando renunciar a algunas de sus libertades personales a cambio de protección y prestación de servicios esenciales. Cuando se considera que un gobierno representa los intereses y preferencias de sus ciudadanos, se considera que tiene un mandato legítimo para gobernar.
2. Derecho Divino: En las sociedades tradicionales y los contextos religiosos, la autoridad de los gobiernos a menudo se justificaba mediante la creencia en una intervención divina o sobrenatural. Según esta teoría, los gobernantes son ordenados por Dios o un poder superior, y su autoridad se deriva de su posición sagrada. Esta idea de legitimidad está asociada con monarquías y teocracias absolutas.
3. Fuerza o Coacción: En algunos casos, los gobiernos pueden obtener poder y autoridad mediante el uso de la fuerza, la coerción o la conquista militar. Esta teoría de la legitimidad sugiere que los gobiernos pueden mantener el control y la obediencia mediante el puro poder, sin necesariamente contar con el consentimiento o el apoyo de los gobernados. Sin embargo, la legitimidad basada únicamente en la fuerza suele ser inestable y puede conducir a resistencia o rebelión.
4. Legitimidad tradicional: En determinadas sociedades, la legitimidad puede derivarse de tradiciones históricas, costumbres o autoridad heredada. Este tipo de legitimidad tiene sus raíces en prácticas y normas culturales de larga data, y la gente tiende a aceptar el sistema político existente como legítimo debido a su familiaridad y tradición.
5. Legitimidad Racional-Jurídica: Esta teoría enfatiza la legitimidad de los gobiernos basados en procedimientos burocráticos racionales y leyes establecidas. Max Weber conceptualizó esta idea, argumentando que los gobiernos ganan legitimidad cuando demuestran una administración eficiente, políticas efectivas y un sistema legal justo que se aplica por igual a todos los ciudadanos.
Es importante señalar que los gobiernos pueden recurrir a una combinación de estas teorías para establecer y mantener la legitimidad, y la fuente de la legitimidad puede cambiar con el tiempo. Los gobiernos que poseen un fuerte sentido de legitimidad entre sus ciudadanos son generalmente más estables, gozan de mayor confianza y tienen una mayor capacidad para implementar políticas y tomar decisiones.