Oposición socialista y anarquista: Algunas personas se opusieron a la Primera Guerra Mundial por motivos políticos, particularmente aquellos que eran socialistas o anarquistas. Creían que la guerra era producto del sistema capitalista y que las clases dominantes la utilizaban para reprimir a los trabajadores y mantener su poder.
Sentimiento contra la guerra: Había un sentimiento general contra la guerra entre algunas personas, que eran escépticas sobre las justificaciones de la guerra y creían que era una fuerza terrible y destructiva. Es posible que también hayan estado influenciados por ideas pacifistas, que abogan por la resolución pacífica de los conflictos.
Circunstancias personales: Es posible que algunas personas hayan evitado el combate debido a circunstancias personales, como responsabilidades familiares, problemas de salud o el deseo de seguir una carrera profesional diferente.
Evasión de reclutamiento: Algunas personas intentaron evitar ser reclutadas en el ejército por diversos medios, como solicitar exenciones médicas, reubicarse o esconderse de las autoridades.
Es importante señalar que no todas las personas que se opusieron a luchar en la Primera Guerra Mundial fueron consideradas "cobardes" o "antipatrióticas". Muchos estaban impulsados por convicciones morales, religiosas o políticas sinceras y enfrentaron importantes desafíos y discriminación por sus creencias. En algunos casos, los objetores de conciencia fueron encarcelados, ridiculizados o incluso ejecutados por negarse a luchar.