Los esclavos trabajaban muchas horas realizando un trabajo agotador, a menudo en condiciones peligrosas. Por lo general, sólo se les daba el mínimo indispensable de comida, ropa y refugio. Si no trabajaban lo suficiente, a menudo eran golpeados o castigados de otro modo.
Las personas esclavizadas también fueron objeto de abuso sexual por parte de sus amos y otros hombres blancos. Las mujeres eran especialmente vulnerables a este abuso, y no era raro que sus amos obligaran a las mujeres esclavizadas a tener hijos.
Las vidas de los esclavos eran a menudo cortas y brutales. Muchos murieron por exceso de trabajo, desnutrición, enfermedades o accidentes. Otros fueron asesinados por sus amos o supervisores por desobedecer órdenes o intentar escapar.
A pesar de las dificultades que enfrentaron , los pueblos esclavizados lograron encontrar formas de resistir y preservar su cultura. Crearon su propia música, arte y literatura y transmitieron historias y tradiciones de generación en generación. También participaron en actos de resistencia, como huir, sabotear las propiedades de sus amos y participar en revueltas.
No se pueden subestimar los horrores de la esclavitud. Fue un sistema de explotación y brutalidad humana que desgarró familias, deshumanizó a millones de personas y dejó un legado duradero de racismo y desigualdad en Estados Unidos.