El gobierno egipcio era muy burocrático, con un complejo sistema de funcionarios y administradores que cumplían las órdenes del faraón. Los funcionarios más importantes eran el visir, que era el ministro principal del faraón, y el sumo sacerdote de Amón, que era el jefe del sacerdocio egipcio. Otros funcionarios importantes eran el tesorero, el general del ejército y el gobernador de cada provincia.
El sistema legal egipcio se basaba en un conjunto de leyes conocidas como Maat, que se creía que habían sido dadas a Egipto por el dios Thoth. El Maat consistía en un conjunto de principios morales y directrices éticas, que se utilizaban para resolver disputas y garantizar la justicia. Los tribunales egipcios estaban presididos por jueces nombrados por el faraón y los acusados tenían derecho a un juicio justo.
El orden político del antiguo Egipto era estable y duradero, con algunos breves períodos de agitación. Los faraones pudieron mantener su poder controlando el ejército, la economía y las instituciones religiosas. La monarquía egipcia duró más de 3.000 años, desde la unificación del Alto y el Bajo Egipto en 3100 a. C. hasta la conquista de Egipto por Alejandro Magno en 332 a.