En noviembre de 1781, el Zong zarpó de África con un cargamento de más de 400 esclavos. Durante el viaje, el capitán, Luke Collingwood, ordenó a la tripulación arrojar por la borda a 133 esclavos para reclamar el dinero del seguro. Los tripulantes que se negaron a cumplir la orden fueron amenazados con violencia. Los esclavos que fueron arrojados por la borda fueron ahogados o devorados por tiburones.
La masacre de Zong es uno de los ejemplos más horrendos de la brutalidad de la trata transatlántica de esclavos. Es un recordatorio de la deshumanización de los esclavos y el desprecio por sus vidas.