El imperio árabe participó activamente en el comercio a través de extensas redes comerciales, desde el Océano Índico hasta el Mar Mediterráneo. Esto condujo a una mayor riqueza, conocimiento y asimilación cultural. El imperio actuó como conducto para el comercio entre las diferentes regiones que abarcaba, facilitando el flujo de bienes, ideas y tecnologías.
Sin embargo, vale la pena señalar que el imperio enfrentó desafíos a medida que crecía y se volvía más descentralizado. Estos desafíos no fueron causados directamente por la expansión de las rutas comerciales, sino más bien como resultado de varios factores, incluidos grandes territorios para gobernar, luchas políticas internas y luchas de poder, entre otros.
En general, la expansión de las rutas comerciales fue un factor vital en el surgimiento, la prosperidad y el florecimiento cultural del temprano imperio árabe, no perjudicial.