Hoover apoyó este tratado internacional, que renunciaba a la guerra como instrumento de política nacional. Sin embargo, carecía de mecanismos de aplicación y resultó ineficaz para disuadir la agresión japonesa.
2. Doctrina Stimson (1932):
Después de la invasión japonesa de Manchuria, el Secretario de Estado de Hoover, Henry Stimson, emitió una declaración declarando que Estados Unidos no reconocería ningún cambio territorial resultante de actos agresivos. Sin embargo, esta política fue en gran medida simbólica ya que no implicó acciones concretas.
3. Política de No Reconocimiento:
La administración Hoover se negó a reconocer el estado títere japonés de Manchukuo, establecido después de la invasión de Manchuria. Esta política tenía como objetivo negar legitimidad al expansionismo japonés, pero tuvo un impacto limitado en las acciones de Japón.
4. Medidas económicas limitadas:
Hoover dudó en tomar medidas económicas significativas contra Japón, temiendo que pudieran tensar aún más las relaciones y potencialmente conducir a una guerra. Implementó algunas restricciones comerciales, pero no fueron suficientes para disuadir la agresión de Japón.
5. Desarme Naval:
La administración de Hoover participó en el Tratado Naval de Londres de 1930, cuyo objetivo era limitar el tamaño de las fuerzas navales entre las principales potencias, incluidos Estados Unidos y Japón. Sin embargo, la posterior militarización de Japón hizo que este tratado fuera ineficaz para prevenir el expansionismo japonés.
En resumen, la actitud de la administración Hoover hacia el expansionismo japonés fue cautelosa y comedida. Si bien empleó medidas diplomáticas como el no reconocimiento y sanciones económicas limitadas, estos esfuerzos resultaron inadecuados para prevenir la agresión continua de Japón y, en última instancia, condujeron a un mayor deterioro de las relaciones entre Estados Unidos y Japón.