El descubrimiento de oro en Black Hills en 1874 desató una fiebre del oro que atrajo a miles de colonos blancos a la región. Los indios sioux, que consideraban las Black Hills su patria sagrada, estaban enojados por la invasión de su territorio y la destrucción de sus cotos de caza. En respuesta, lanzaron una serie de ataques contra colonos y mineros blancos.
La finalización del ferrocarril transcontinental en 1869 facilitó a los colonos blancos viajar a Occidente y al ejército estadounidense transportar tropas y suministros a la región. Esto hizo que a los indios de las llanuras les resultara más difícil resistir los esfuerzos del gobierno estadounidense por obligarlos a alojarse en reservas.
La creciente demanda de tierras por parte de los colonos blancos Presionó al gobierno de Estados Unidos para que abriera más tierras para la colonización. Para que la tierra estuviera disponible para los colonos blancos, el gobierno de Estados Unidos comenzó a obligar a los indios de las llanuras a ingresar en las reservas, utilizando la fuerza militar si era necesario.
El cambio en la política estadounidense hacia los indios de las llanuras tuvo un impacto devastador en las tribus. En una serie de guerras y masacres, los indios de las llanuras fueron derrotados y obligados a refugiarse en reservas. Su forma de vida fue destruida y su cultura casi aniquilada.