Además de la libertad religiosa, los colonos de New Hampshire también estaban motivados por las oportunidades económicas. La zona ofrecía abundantes recursos naturales, incluidos suelos fértiles para la agricultura, bosques para madera y ríos para la pesca y el transporte. Los colonos esperaban construir una economía próspera basada en estos recursos y crear una vida mejor para ellos y sus familias.
Finalmente, los colonos de New Hampshire también estaban impulsados por un espíritu de aventura y exploración. Estaban ansiosos por explorar el nuevo mundo y establecer un nuevo hogar en el desierto. Estaban dispuestos a afrontar los desafíos y las dificultades de la vida fronteriza para construir un futuro mejor para ellos y sus descendientes.