Tensiones seccionales: Estados Unidos estaba profundamente dividido a lo largo de líneas regionales:los estados del norte estaban industrializados y en gran medida estaban en contra de la institución de la esclavitud, mientras que los estados del sur eran agrarios y dependían en gran medida de la esclavitud. La elección de Abraham Lincoln como presidente en 1860, quien se opuso a la expansión de la esclavitud, agudizó aún más estas tensiones.
Derechos de los Estados: Muchos sureños creían en los derechos de los estados, argumentando que cada estado tenía derecho a determinar sus propias leyes e instituciones, incluido el derecho a poseer esclavos. Vieron la elección de Lincoln como una amenaza a su forma de vida y creían que el gobierno federal se estaba extralimitando en su autoridad al interferir con la esclavitud.
Control de fuertes y arsenales: Después de la elección de Lincoln, varios estados del sur se separaron de la Unión y formaron los Estados Confederados de América. Comenzaron a apoderarse de fuertes y arsenales federales dentro de sus territorios, incluido Fort Sumter en Carolina del Sur. Los confederados vieron a Fort Sumter como un lugar estratégico que les daría el control del puerto de Charleston y acceso al Océano Atlántico.
Importancia simbólica: Fort Sumter tenía una importancia simbólica como representación de la autoridad federal en el Sur. Los confederados creían que al capturar el fuerte, podrían demostrar su fuerza y determinación y presionar a la Unión para que reconociera su independencia.
Primeras tomas de la Guerra Civil: El ataque a Fort Sumter se considera el primer disparo de la Guerra Civil estadounidense. El bombardeo confederado del fuerte del 12 al 13 de abril de 1861 provocó la rendición de las fuerzas de la Unión. Este evento galvanizó a la opinión pública en los estados del norte y dio lugar a un llamado a voluntarios para defender la Unión, al tiempo que solidificó aún más la determinación de los estados confederados.
El ataque a Fort Sumter fue la culminación de crecientes tensiones entre el Norte y el Sur, alimentadas por cuestiones de esclavitud, derechos estatales y control de propiedades federales. Marcó el comienzo de un conflicto de cuatro años que tendría un profundo impacto en Estados Unidos y su historia.