Las guerras civiles suelen estar impulsadas por factores como luchas de poder, diferencias ideológicas, tensiones étnicas o religiosas, desigualdades y luchas por la autonomía o la autodeterminación. Las partes involucradas en una guerra civil pueden incluir fuerzas gubernamentales, grupos rebeldes, milicias y otras facciones organizadas dentro del país.
Las guerras civiles pueden tener consecuencias devastadoras para una nación, provocando pérdidas de vidas, destrucción de infraestructura, crisis humanitarias, desplazamientos de poblaciones e inestabilidad política y económica a largo plazo. A menudo conducen a cambios significativos en el panorama político y social del país y pueden tener impactos duraderos en la identidad, la unidad y la gobernanza de la nación.