El estallido de la Guerra Civil en 1861 tomó por sorpresa tanto al Norte como al Sur. Ambas partes no estaban preparadas para la escala y la intensidad del conflicto. La guerra duró cuatro años y provocó la muerte de más de 600.000 personas, lo que la convirtió en uno de los conflictos más mortíferos de la historia de Estados Unidos.
La falta de preparación de los estadounidenses para la Guerra Civil fue evidente de varias maneras. Inicialmente, ambas partes subestimaron los recursos y la determinación de sus oponentes. Tampoco estaban preparados para los desafíos logísticos de librar una guerra a tan gran escala. Hubo escasez de suministros, transporte y atención médica. La guerra también causó importantes trastornos sociales y económicos, y muchas personas fueron desplazadas de sus hogares y comunidades.
La Guerra Civil fue un acontecimiento transformador en la historia de Estados Unidos. Puso a prueba la unidad de la nación y la obligó a enfrentar cuestiones como la esclavitud, los derechos de los estados y el equilibrio de poder entre el gobierno federal y los estados. La guerra también provocó cambios significativos en la sociedad y la cultura estadounidenses, y su legado sigue siendo objeto de debate en la actualidad.