Antes de la Guerra Fría, la radio había sido el medio de comunicación dominante, pero el auge de la televisión en las décadas de 1950 y 1960 cambió drásticamente la forma en que los estadounidenses recibían y consumían información. La televisión permitió una representación mucho más inmediata y visual de los acontecimientos, lo que la convirtió en una poderosa herramienta de propaganda y persuasión.
La expansión de la televisión durante la Guerra Fría tuvo varios efectos significativos en la sociedad y la cultura estadounidenses. Primero, ayudó a crear una identidad nacional más cohesiva. Al proporcionar una fuente común de información y entretenimiento, la televisión ayudó a derribar barreras regionales y culturales y crear un sentido de experiencia compartida entre los estadounidenses. En segundo lugar, ayudó a elevar el nivel de conciencia política y compromiso entre el público estadounidense. Al llevar los acontecimientos mundiales a los salones de las personas, la televisión hizo imposible que los estadounidenses ignoraran los desafíos y amenazas de la Guerra Fría. En tercer lugar, ayudó a moldear la forma en que los estadounidenses pensaban sobre sí mismos y su lugar en el mundo. Al presentar un flujo constante de imágenes e información sobre la Unión Soviética y otros países comunistas, la televisión ayudó a crear una sensación de urgencia y peligro que reforzó la necesidad de una fuerza militar estadounidense y un liderazgo global.
En general, la expansión de la televisión durante la era de la Guerra Fría tuvo un profundo impacto en los medios de comunicación y la sociedad estadounidenses. Alteró fundamentalmente la forma en que los estadounidenses recibían y procesaban la información y desempeñó un papel importante en la configuración del curso de la propia Guerra Fría.