A medida que la esclavitud se expandió a los territorios recién adquiridos en el Oeste, el Norte se dio cuenta de que el creciente número de estados del Sur (debido a la admisión de nuevos estados esclavistas) podría alterar el delicado equilibrio de poder en el Congreso y dar una representación desproporcionada a los intereses que apoyaban la esclavitud. Este poder permitiría al Sur dominar las decisiones políticas, incluidas las políticas comerciales, el desarrollo económico y la admisión de nuevos estados, a expensas del Norte no esclavista. Para evitar esta influencia, algunos norteños apoyaron medidas como limitar la propagación de la esclavitud para mantener su propio peso político y dar forma a la política nacional en consecuencia.