Quienes se oponen a la secesión argumentan que conduciría a la balcanización de Estados Unidos y que sentaría un precedente peligroso. También argumentan que no se debería permitir que los estados se separen si su decisión se basa en agravios económicos o políticos.
En última instancia, la cuestión de si un Estado tiene derecho a separarse de la Unión es una cuestión de derecho que tendría que ser decidida por los tribunales. Sin embargo, es una cuestión que ha provocado un debate apasionado y que probablemente seguirá debatiéndose durante muchos años más.
En Estados Unidos, la cuestión de la secesión se planteó por primera vez durante la Revolución Americana. Los Artículos de la Confederación, que fueron la primera constitución de los Estados Unidos, no abordaron específicamente la cuestión de la secesión. Sin embargo, la Declaración de Independencia declaró que "las colonias son, y por derecho deberían ser, estados libres e independientes", lo que algunos argumentaron implicaba que los estados tenían derecho a abandonar la Unión.
La cuestión de la secesión volvió a plantearse durante la Guerra Civil. Once estados del sur se separaron de la Unión en 1861, alegando que se estaba violando su derecho a poseer esclavos. La Unión, encabezada por el presidente Abraham Lincoln, libró una guerra de cuatro años contra la Confederación y finalmente prevaleció. La Guerra Civil resolvió la cuestión de la secesión, y desde entonces se ha considerado ilegal en general.
Sin embargo, la cuestión de la secesión ha vuelto a plantearse en los últimos años. Algunos estados han considerado separarse de la Unión debido a diferencias políticas, económicas o culturales. Sin embargo, ningún Estado se ha separado realmente y es probable que la cuestión siga resuelta en el futuro previsible.
Además de los argumentos legales, también hay consideraciones prácticas y políticas a considerar cuando se habla de secesión. Por ejemplo, la secesión podría conducir a inestabilidad económica y violencia, así como a la posible pérdida de recursos e infraestructura tanto para el estado secesionista como para los estados restantes. Además, la secesión podría tener un impacto negativo en las relaciones y la seguridad internacionales, así como en el equilibrio de poder global.
En general, el derecho de un Estado a separarse de la Unión es una cuestión compleja que no tiene respuestas fáciles. Hay argumentos sólidos en ambos lados del debate, y es una cuestión que probablemente seguirá debatiéndose durante muchos años más.