* La disponibilidad de recursos naturales: Estados Unidos tenía enormes cantidades de recursos naturales, incluidos carbón, mineral de hierro, madera y petróleo, que eran esenciales para la industrialización.
* Avances tecnológicos: A finales del siglo XIX se desarrollaron nuevas tecnologías, como el proceso Bessemer para la fabricación de acero, que hizo posible producir acero a bajo precio y en grandes cantidades.
* El auge de las grandes empresas: A finales del siglo XIX se produjo el surgimiento de grandes empresas, como Standard Oil y U.S. Steel. Estas empresas pudieron aprovechar las nuevas tecnologías y economías de escala para volverse muy rentables.
* El crecimiento del ferrocarril: El ferrocarril jugó un papel vital en la expansión de la industria estadounidense. Permitió transportar materias primas y productos terminados de forma rápida y económica, lo que ayudó a reducir los costos de producción y ampliar los mercados.
* Inmigración: A finales del siglo XIX se produjo una ola de inmigración a los Estados Unidos, que proporcionó una gran reserva de mano de obra barata para las industrias estadounidenses.
* Políticas gubernamentales: El gobierno de Estados Unidos jugó un papel en la expansión de la industria a través de aranceles protectores, que protegieron a las industrias estadounidenses de la competencia extranjera, y concesiones de tierras, que alentaron el desarrollo de nuevas industrias.
Estos factores se combinaron para crear una tormenta perfecta para la expansión industrial en los Estados Unidos a finales del siglo XIX. El resultado fue un período de crecimiento sin precedentes que transformó a Estados Unidos en una potencia industrial.