Derechos de herencia :Los hijos ilegítimos no tenían derecho automático a heredar propiedades o títulos de sus padres. Sólo podían heredar si su padre reconocía explícitamente la paternidad y establecía disposiciones para ellos en su testamento.
Tutela y Custodia :El padre de un hijo ilegítimo no era automáticamente reconocido como tutor legal. Por lo general, la madre tenía la custodia y tutela exclusivas del niño, pero también enfrentaba muchas barreras sociales y legales para criar y mantener al niño.
Estatus legal :A los niños ilegítimos a menudo se les llamaba "bastardos" o "ilegítimos", lo que conllevaba un estigma que podía afectar su estatus social, oportunidades laborales y relaciones personales.
Bienestar Social :Los hijos ilegítimos no tenían derecho al mismo nivel de apoyo y beneficios sociales que los hijos legítimos. Tenían acceso limitado a la educación y otros servicios públicos, y sus madres a menudo luchaban por satisfacer sus necesidades básicas.
Acción legal :Los hijos ilegítimos no siempre recibieron el mismo trato ante la ley. Su estatus legal limitado significaba que tenían menos derechos legales y menos recursos en casos de negligencia, abuso u otros asuntos legales.
Falta de reconocimiento: En muchos casos, los padres no reconocían a los hijos ilegítimos como legítimos, dejándolos sin apoyo legal o social y enfrentando diversos desafíos y desventajas en la sociedad.
La situación de los hijos ilegítimos en Irlanda del Norte comenzó a mejorar en la década de 1960 con la introducción de reformas legales y cambios en las actitudes sociales. La Ley de Legitimidad (Irlanda del Norte) de 1965 jugó un papel importante al abordar algunas de estas desigualdades, otorgando a los niños ilegítimos más derechos legales y reconociéndolos como legítimos en determinadas circunstancias. Sin embargo, fueron necesarios varios años más y cambios sociales para abordar plenamente el estigma y la discriminación asociados con los hijos ilegítimos.