Pérdida de control y autoridad: La piratería desafió la autoridad y el control de los estados-nación europeos sobre sus colonias. Los piratas operaban al margen de la ley y a menudo establecían sus propios refugios independientes, lo que planteaba una amenaza a la estabilidad política y la soberanía de estas naciones.
Miedo al desorden social y la rebelión: Los piratas a menudo eran retratados como forajidos rebeldes que amenazaban el orden y la estabilidad social. Las naciones europeas temían que la presencia de piratas pudiera inspirar o ayudar a revueltas y rebeliones dentro de sus colonias, lo que podría desestabilizar su gobierno.
Protección de intereses comerciales: Las colonias eran fuentes vitales de materias primas y riqueza para los estados-nación europeos. La piratería amenazó estos intereses económicos al interrumpir el flujo de bienes y ganancias de las colonias a Europa.
Presión política y diplomática: La piratería también tenía implicaciones políticas y diplomáticas. Las naciones europeas sintieron presión para abordar el problema de la piratería para mantener buenas relaciones con otros países afectados por actividades piratas y proteger los intereses de sus comerciantes y comerciantes.