Los primeros camellos fueron traídos a Australia desde la India en 1840 por la Compañía Británica de las Indias Orientales. Estas importaciones iniciales fueron parte de un esfuerzo experimental para evaluar la idoneidad de los camellos para el paisaje australiano. Los primeros éxitos en el uso de camellos para el transporte y la exploración impulsaron nuevas importaciones desde la India y otras regiones.
Durante las décadas siguientes, las autoridades británicas continuaron importando camellos para apoyar diversas expediciones y exploraciones. Los camellos se utilizaban para diversos fines, incluido el transporte de suministros, el transporte de exploradores y su equipo y la facilitación del acceso a zonas remotas a las que de otro modo sería difícil llegar mediante otros medios de transporte.
A finales del siglo XIX, había una población importante de camellos en Australia. Estos animales resultaron invaluables en muchos sentidos, contribuyendo a la exploración y el desarrollo de las regiones del interior del país. Sin embargo, con la llegada del transporte motorizado, la demanda de camellos disminuyó, lo que provocó la liberación o el abandono de muchos de estos animales en la naturaleza.
Hoy en día, Australia tiene la población de camellos salvajes más grande del mundo, estimada en más de un millón. Estos camellos se han convertido en una parte integral de los ecosistemas y paisajes del país, pero también plantean diversos desafíos ambientales y económicos.