Después de regresar a casa, los soldados enfrentaron el desafío de reintegrarse a la vida civil, lo que para muchos fue difícil y a menudo traumático. La guerra tuvo un profundo impacto en ellos, tanto física como psicológicamente. Muchos soldados regresaron con lesiones físicas y discapacidades que requirieron tratamiento médico y rehabilitación. Otros sufrieron "shock", ahora conocido como trastorno de estrés postraumático (TEPT), que no fue reconocido ni tratado adecuadamente en ese momento. Estos individuos a menudo luchaban contra la ansiedad, la depresión, las pesadillas y los flashbacks, lo que les dificultaba reanudar sus vidas de antes de la guerra.
Ajustarse a tiempos de paz
A algunos soldados les resultó difícil adaptarse a tiempos de paz después de la intensidad y camaradería de la guerra. Lucharon con sentimientos de aislamiento y desilusión, así como con un sentimiento de pérdida por sus camaradas caídos. Muchos experimentaron dificultades para encontrar empleo y reasentarse en sus comunidades, ya que se habían perdido varios años de desarrollo personal y profesional durante la guerra.
Desempleo
Uno de los problemas más apremiantes que enfrentaron los soldados que regresaron fue el desempleo. La repentina afluencia de millones de militares al mercado laboral civil provocó una feroz competencia por puestos de trabajo, que a menudo eran escasos después de la guerra. Esta situación fue particularmente desafiante para quienes habían sufrido lesiones o carecían de las habilidades necesarias para el trabajo civil.
Apoyo y programas gubernamentales
En un esfuerzo por abordar estos desafíos, los gobiernos implementaron varios programas e iniciativas para ayudar a los soldados que regresaban. Estos programas brindaron asistencia financiera, atención médica, capacitación vocacional y servicios de colocación para ayudar a los veteranos a regresar a la vida civil. Estados Unidos, por ejemplo, estableció la Oficina de Veteranos en 1921, que luego evolucionó hasta convertirse en el Departamento de Asuntos de Veteranos (VA), que brinda servicios integrales de apoyo a los veteranos.
Efectos a largo plazo y conmemoración
Las experiencias de los soldados de la Primera Guerra Mundial dejaron un impacto duradero en las sociedades de todo el mundo. El trauma psicológico y las cicatrices físicas del conflicto persistieron mucho después de que terminó la guerra. Se crearon ceremonias conmemorativas, monumentos de guerra y obras literarias y artísticas como tributos a los sacrificios y la valentía de quienes sirvieron, asegurando que su legado no fuera olvidado.
Con el paso del tiempo, las lecciones aprendidas de la guerra contribuyeron al desarrollo de sistemas de salud y servicios de salud mental para los veteranos, con el objetivo de prevenir las mismas luchas y dificultades que enfrentaron los soldados que regresaban de la Primera Guerra Mundial.