1. Tratado de Versalles (1919): Las duras condiciones impuestas a Alemania después de la Primera Guerra Mundial, incluidas pérdidas territoriales, importantes pagos de reparaciones y la cláusula de "culpabilidad de guerra", crearon una sensación de resentimiento y revanchismo entre el pueblo alemán.
2. Ascenso del fascismo y el nazismo: El período de entreguerras vio el surgimiento de ideologías fascistas y nacionalistas en Europa, más notablemente en Italia bajo Benito Mussolini y en Alemania bajo el Partido Nazi de Adolf Hitler.
3. La Gran Depresión: La crisis económica mundial que comenzó en 1929 profundizó los problemas sociales y económicos, lo que provocó inestabilidad política y el surgimiento de movimientos extremistas.
4. Remilitarización de Renania (1936): La violación por parte de Alemania del Tratado de Versalles al remilitarizar Renania, un territorio que había sido desmilitarizado, señaló la voluntad de Hitler de desafiar el orden internacional.
5. Anschluss (1938): La anexión de Austria por Alemania en 1938 amplió aún más el territorio nazi y generó preocupaciones sobre las ambiciones territoriales de Hitler.
6. Acuerdo de Munich (1938): El acuerdo alcanzado entre Alemania, Italia, Gran Bretaña y Francia permitió a Alemania anexar la región de los Sudetes de Checoslovaquia, sentando un precedente para el apaciguamiento y envalentonando las demandas territoriales de Hitler.
7. Pacto de No Agresión (1939): La firma sorpresa del Pacto Molotov-Ribbentrop entre Alemania y la Unión Soviética el 23 de agosto de 1939 dividió a Europa del Este en esferas de influencia y permitió a Alemania invadir Polonia sin temor inmediato a una intervención soviética.
8. Invasión de Polonia (1939): El 1 de septiembre de 1939, las fuerzas alemanas invadieron Polonia, marcando el inicio oficial de la Segunda Guerra Mundial. Gran Bretaña y Francia, obligados por tratados, declararon la guerra a Alemania dos días después.
Estos acontecimientos y factores, entre otros, demuestran cómo la combinación de agravios políticos, económicos y territoriales, junto con el surgimiento de movimientos nacionalistas agresivos, llevaron a la escalada de tensiones y, en última instancia, desencadenaron la Segunda Guerra Mundial.