1. Nacionalismo: El ascenso del nacionalismo en Europa a finales del siglo XIX y principios del XX provocó una mayor competencia y rivalidad entre las naciones europeas. Cada nación buscó afirmar su poder e influencia, y esto a menudo se manifestó en disputas territoriales y carreras armamentistas.
2. Imperialismo: Las potencias europeas estaban inmersas en una feroz competencia por colonias y recursos en todo el mundo. Esta rivalidad creó tensiones y conflictos, particularmente en áreas como los Balcanes y África.
3. El Sistema de Alianzas: Se habían formado una serie de alianzas entre las potencias europeas, creando una compleja red de obligaciones y compromisos. Cuando un país iba a la guerra, sus aliados a menudo también se veían involucrados, lo que llevaba a un conflicto más amplio.
4. El asesinato del archiduque Francisco Fernando: El heredero al trono austrohúngaro, el archiduque Francisco Fernando, fue asesinado por un nacionalista serbio en junio de 1914. Este hecho desencadenó una cadena de acontecimientos que desembocaron en el estallido de la guerra.
5. Fracaso de la diplomacia: Los esfuerzos diplomáticos para resolver la crisis que siguió al asesinato del archiduque Francisco Fernando fracasaron y provocaron el estallido de la guerra en agosto de 1914.
6. Militarismo: Las potencias europeas habían creado ejércitos grandes y poderosos, y había un sentimiento creciente de militarismo y una creencia de que la guerra era inevitable.
7. La carrera armamentista: Las potencias europeas habían estado involucradas en una carrera armamentista durante varios años antes de la guerra, lo que aumentó aún más las tensiones y dificultó la resolución pacífica de los conflictos.
Es importante señalar que estos factores están interconectados y no pueden verse de forma aislada. La compleja interacción de estos y otros factores creó las condiciones que llevaron al estallido de la Primera Guerra Mundial.