La Tierra orbita alrededor del Sol en una trayectoria elíptica, lo que significa que su distancia al Sol varía a lo largo del año. Esta variación en la distancia es la responsable de las estaciones, ya que la inclinación de la Tierra sobre su eje hace que reciba la luz solar más o menos directa en diferentes épocas del año.
Hemisferio Norte y Sur
La Tierra está dividida en dos hemisferios:el hemisferio norte y el hemisferio sur. Las estaciones son opuestas en estos dos hemisferios, por lo que cuando es verano en el hemisferio norte, es invierno en el hemisferio sur y viceversa.
Verano
Durante el verano, el hemisferio norte está inclinado hacia el Sol, por lo que los días son más largos y el Sol está más alto en el cielo. Esto significa que el hemisferio norte recibe más luz solar directa, lo que calienta la tierra y el aire, provocando temperaturas más cálidas y horas de luz más largas.
Invierno
Durante el invierno, el hemisferio norte está inclinado en dirección opuesta al Sol, por lo que los días son más cortos y el Sol está más bajo en el cielo. Esto significa que el hemisferio norte recibe menos luz solar directa, lo que hace que la tierra y el aire se enfríen, lo que resulta en temperaturas más frías y horas de luz más cortas.
Equinoccio y Solsticio
Las cuatro estaciones están marcadas por dos equinoccios y dos solsticios. Los equinoccios ocurren en primavera y otoño cuando el eje de la Tierra no está inclinado hacia el Sol ni alejándose de él, lo que da como resultado días y noches de igual duración. Los solsticios ocurren en verano e invierno, cuando el eje de la Tierra está más inclinado hacia o alejándose del Sol, lo que produce el día más largo y la noche más corta (verano) y el día más corto y la noche más larga (invierno).
En resumen, las estaciones son causadas por la órbita de la Tierra alrededor del Sol y la inclinación de su eje, lo que resulta en cantidades variables de luz solar directa que llegan a diferentes partes de la Tierra a lo largo del año.