Durante la Segunda Guerra Mundial, Hirohito fue el jefe de estado de Japón y el Comandante Supremo de las Fuerzas Armadas Imperiales Japonesas. Fue responsable de tomar todas las decisiones importantes relacionadas con la guerra, incluida la decisión de atacar Pearl Harbor.
Después de la guerra, a Hirohito se le permitió permanecer en el trono como símbolo de la soberanía de Japón. Se convirtió en un monarca constitucional, con poderes limitados. Murió en 1989.