Las potencias europeas llevaban décadas compitiendo por colonias e influencia en África, Asia y Oriente Medio. Esta competencia dio lugar a una serie de conflictos, incluidas la Primera y Segunda Crisis de Marruecos, la Guerra Ruso-Japonesa y la Guerra Italo-Turca.
En 1914, las potencias europeas estaban divididas en dos alianzas rivales:la Triple Entente (Gran Bretaña, Francia y Rusia) y las Potencias Centrales (Alemania, Austria-Hungría e Italia). El asesinato del archiduque Francisco Fernando de Austria en junio de 1914 desató una cadena de acontecimientos que condujeron al estallido de la Primera Guerra Mundial.
La expansión territorial fue un factor clave en el inicio de la Primera Guerra Mundial porque creó rivalidades entre las potencias europeas y aumentó las tensiones entre ellas. La guerra en sí se libró por disputas territoriales, como el control de Alsacia-Lorena, que Alemania había anexado a Francia en 1871.
El Tratado de Versalles, que puso fin a la Primera Guerra Mundial, volvió a dibujar el mapa de Europa y creó varios países nuevos. Este acuerdo territorial fue resentido por muchos alemanes, que sintieron que habían sido tratados injustamente. El deseo de recuperar el territorio perdido fue un factor importante en el ascenso de Adolf Hitler y el Partido Nazi en Alemania.