
LA CABEZA Y LA LEVA: El señor del Collasuyu, por ejemplo (que era un tipo muy poderoso y dueño de grandes haciendas en el sur) fue decapitado y su cabeza, por orden del Inca, debía ser preservada y decorada, es decir, momificada para su preservación. Aunque pueda sonar aterrador para nuestro mundo actual, en aquella época era común que gente de poder en los Andes precolombinos (me refiero a incas y preincas) tomara la cabeza del enemigo como una "prisión de cámac", que es, “atrapar en la cabeza, la fuerza-espíritu del oponente, tomar su poder a través de la retención del mismo, para ser más fuerte y gobernar a su pueblo”. Un ejemplo de esto, tenemos las cabezas trofeo de la cultura Nazca, a lo cual se le cerró cualquier tipo de hueco para que no se escapara el "camac" pero de todos modos no era un trofeo por miedo, aterrorizando a la gente y colgándola en la plaza, como se hacía en Occidente. de las galerías del Yachayhuasi y estaba a disposición del Inca y los rituales la guerra terminó siendo mágica, la cabeza estaba con el nuevo señor y el pueblo conquistado debía obedecer a su nuevo Cápac.

LA TORTURA PSICOLÓGICA DEL ROJO: El Inca hizo confeccionar túnicas rojas hasta los tobillos, llenas de grandes borlas cosidas del mismo color, y pidió a los prisioneros que las usaran. Este acto también estaría vinculado al botín:“vestir al enemigo con el color del Inca y con el símbolo de su borla (el Maskaypacha) para que pase a ser de su propiedad”. Luego del acto, estos prisioneros eran ritualizados con baños de chicha en la cabeza y migas de masa de maíz, al ritmo de cánticos de hombres y mujeres. Estos cantos contaban la forma en que los incas “bordeaban” al enemigo. Esto fue humillante y duró aproximadamente un mes.

FUENTE:adrianilaveinca.wixsite.com