Historia de Sudamérica

Inca manco (1515-1545)

El huascarista Manco Inca se alió con Pizarro para la toma del Cusco y consolidó la conquista. Posteriormente, se dio cuenta de la naturaleza de los escudos y se rebeló, iniciando un proceso de reconquista que duró tres siglos.
¿Quién fue Manco Inca Yupanqui o Manco II? Manco Inca, también llamado Manco II, fue uno de los hijos de Huaina Cápac con la Coya imperial del Cusco. Probablemente nació en 1515. Fue nombrado Zapa Inca Pizarrista poco después de la muerte de Túpac Huallpa (Toparpa). Su ascenso a Zapa Inca se acordó en la reunión que sostuvo con Pizarro en Jaquijahuana. El reconocimiento de él y colocación de la mascapaycha se produjo en el Cusco. Fiel a los términos del compromiso adquirido, colaboró ​​inicialmente con Pizarro en todo. Llegó a ayudarlo en la guerra contra las tropas rebeldes del general Quizquiz, hasta que fue sacado de Huánuco y puesto a merced de los españoles y huascaristas en las tierras del norte. Pero la armonía entre Francisco Pizarro y Manco Inca duró poco. No por él sino por los chapetones, hasta que llegó Hernando Pizarro de España y lo puso en libertad en febrero de 1536; pero sin que pueda salir del Cusco.
Inca manco (1515-1545)
Su huida de él a Calca Harto de aquella situación, tramó un engaño. “Como prueba de agradecimiento” -dice- le regaló a Hernando Pizarro un juego de oro, unas estatuas de oro, aríbalos llenos de polvo de oro y vigas de plata del Coricancha. Al observar que la ambición del conquistador crecía, le dijo a Hernando Pizarro que le iba a traer la estatua de Huaina Cápac, "toda de oro, hasta las tripas". El ambicioso español le creyó. Manco Inca salió del Cusco el 18 de abril de 1536 y nunca regresó. Su primer refugio fue Calca. En coordinación con el sumo sacerdote Villac Umo o Villaoma (no hay duda si fue su título o nombre propio) llamó a sus fieles generales y curacas y reunió un poderoso ejército. Tenía la ventaja de haber convivido con los españoles y conocer sus costumbres, sus "malas artes", el poder y manejo de sus armas, sus tácticas de guerra, el dominio del caballo y sus herramientas y su desmedida ambición por el oro. y plata.
Un anuncio vibrante Desde su refugio en Calca, Manco Inca Yupanqui lanzó la siguiente arenga:“Estoy decidido a no dejar vivo a ningún cristiano en toda la tierra y para ello quiero primero poner un cerco alrededor del Cusco; el que de vosotros piense en servirme, servirme en esto, que ponga su vida en tal caso; beber de estos vasos y bajo ninguna otra condición”. Sus generales iban llegando y cada uno de ellos bebía la chicha (bebida sagrada) en señal de aprobación y dedicación a la causa de la reconquista. Nombró a Villaoma como jefe de su ejército y a Paucar Huamán como mariscal de campo.
Manco Inca gana las batallas de Calca y Yucay Miles de guerreros incas se le unieron, entre ellos un español. Hernando Pizarro, consciente de sentirse culpable por la fuga del Inca, organizó su ejército y fue en busca de Calca. Las tropas de Manco Inca se enfrentaron a los españoles y los hicieron huir, persiguiéndolos hasta las afueras del Cusco. En el valle de Yucay volvió a luchar contra las fuerzas de Gonzalo Pizarro; pero también los vence y los hace huir.
Se formaron dos frentes de ataque contra los conquistadores Desde mayo de 1536, Manco Inca preparó el ataque contra los conquistadores en dos frentes:uno, a Lima; otro, al Cusco. Su objetivo era cortar las comunicaciones entre Francisco Pizarro y Hernando Pizarro. Que no haya ayuda entre los ejércitos españoles de ambas ciudades. Él mismo estuvo a cargo de la ofensiva a la ciudad imperial. El príncipe Quisu Yupanqui encabezó la ofensiva hacia Lima. La primera ofensiva duró desde mayo de 1536 hasta abril de 1537. Para entonces, muchos jefes y guerreros de ambas tropas imperiales habían aprendido a utilizar los elementos bélicos europeos (montar a caballo, utilizar arcabuces, ballestas, etc.).
Las tropas de Manco Inca toman Cusco En el mes de mayo de 1536, Manco Inca, con el sitio del Cusco, partía para lecciones de heroísmo de historia. Estaba "dispuesto a liquidar los barbudos o suncasapas". Luego de una semana de feroces combates, las tropas de Manco Inca y Villaoma lograron arrinconar a los enemigos en los edificios centrales de la ciudad y en la plaza principal. Al verse casi derrotados, los españoles se arrodillaron suplicando clemencia. "¡Santiago! ¡Adiós Santiago! ¡Santa María! Mucha suerte Santa María. ¡Ayúdanos Dios!"
Inca manco (1515-1545) Manco Inca, el nuevo Zapa Inca, aparece en el lado derecho
de la ilustración
Hernando Pizarro rompe la valla Al séptimo día, Hernando Pizarro trama una estratagema desesperada.a). Ordena a su caballería salir al camino hacia Chinchasuyu, simulando huir. b). Curi Atao, Cuillas y Taype, los generales que con sus tropas custodiaban esa parte del cerco, cayeron en la trampa y les ordenaron que los dejaran pasar porque “van a Castilla; ¡atrápenlos! Prefieren perseguirlos fuera de la carretera. Allí los caballos son más rápidos. c). Rota la valla, Hernando Pizarro decide ir a Sacsayhuamán y tomarla. d). El general Pascaq, su aliado, advertido de la estrategia de Hernando Pizarro, acude en su ayuda y se acerca a la fortaleza. e). Villaoma y Paucar ordenan a sus ejércitos retirarse a la fortaleza, porque corrían peligro de ser derrotados a sus pies por las fuerzas combinadas de Hernando Pizarro y Pascaq.
La lucha por la fortaleza y la muerte de Juan Pizarro La fortaleza de Sacsahuamán o Sacsayhuamán (ubicada a 3.691 m de altitud), puerta de entrada al Cusco, fue escenario de continuos combates entre ambos ejércitos. El ejército de Villaoma y Paucar intentó, por todos los medios, defenderla; fue un bastión rebelde de gran importancia. Los Pizarro-Pascaq y los Huaypar e Inguill (hermanos de Manco Inca) hicieron todo lo posible para ganar la fortaleza y poner fin al sitio del Cusco. En uno de estos enfrentamientos, Juan Pizarro recibió una piedra en la cabeza “[...] y de allí murió quince días después”.
Los incas como esgrimistas convertirse en vallado Las tropas indígenas-españolas tomaron entonces la decisión de rodear la fortaleza. De esta forma imposibilitaron que los rebeldes de Manco Inca recibieran apoyo, alimentos y víveres. Cuando estos elementos comenzaron a escasear en Sacsayhuamán, el lugarteniente del Zapa Inca preguntó a su personal qué hacer. La mayoría aceptó retirarse; pero hubo un guerrero indígena atrevido que luchó hasta el punto de ofrecer su vida por la reconquista. Para Edmundo Guillén, lo llamaban Titu Kusi Huallpa, "uno de los juramentados en Calca". Para otros, es simplemente Cahuide. Pedro Pizarro narra cómo murió Cahuide:“Levantando a uno de los españoles en dos o tres partes, ganó el cubo. Viendo este orejón que había sido tomado en dos o tres partes, el fuerte, arrojando las armas, se arrojó del balde por más de cien estados y así se rompió en pedazos. Con Cahuide muerto, a los españoles les resultó fácil tomar la fortaleza de Sacsayhuamán. Dos mil guerreros incas fueron pasados ​​a cuchillo por las huestes sanguinarias del ejército combinado indio-español. Los Pizarro lo harían pasar a la historia como una hazaña más. Lo cierto es que este resultado adverso para los rebeldes y para la reconquista se dirimió entre los propios incas, en un episodio más de la tradicional rivalidad de las panacas reales.
Manco Inca rechaza a Pizarro Manco Inca, para entonces, había elegido la fortaleza de Ollantaytambo como su centro de operaciones. Se dice que, en una operación militar muy audaz, Hernando Pizarro alista un ejército y se propone tomar dicho bastión rebelde. Marchó desde el Cusco con su caballería y 30 mil guerreros indios. Eran las tropas de los Incas Huaypao e Inguill. Instaló su campamento en el valle de Urubamba, muy cerca de Ollantaytambo. Un día se atrevió a asaltar la fortaleza; pero vio que Manco Inca montaba un brioso corcel, preparando sus tropas para repeler la agresión. Se produjo la contraofensiva del Inca, con varios disparos de arcabuces y la aparición de miles de guerreros sobre los parapetos del pucará. A Hernando Pizarro no le quedó otra alternativa que ordenar la retirada. Manco Inca ya se preparaba para atacarlos en su campamento base. Olfateando el peligro inminente y aprovechando la llegada de la noche, Hernando Pizarro ordenó el regreso al Cuzco. Tan precipitada fue esta medida que los españoles dejaron abandonados los toldos del campo. Inca manco (1515-1545) Manco Inca y su corte, según Felipe Guamán Poma de Ayala Almagro y Paullu Inca dominar la situación La alianza secreta Almagro-Paullu Inca pronto tuvo su expresión pública. Luego de una escaramuza, tomaron el Cusco y encarcelaron a los hermanos Pizarro. Manco Inca decidió alejarse de Ollantaytambo y refugiarse en Vitcos y Vilcabamba, para alistarse y reiniciar la guerra de reconquista. El 12 de julio de 1537 la alianza Almagro-Paullu Inca derrotó a las tropas de Alonso de Alvarado en Abancay. Almagro, para consolidarse en el poder, nombra a Paullu Inca como Zapa Inca. El nuevo "Zapa Inca" pierde una oportunidad histórica Manco Inca Yupanqui envió en secreto a Paullu Inca para unirse a él en la aniquilación de los españoles y la restauración del Tahuantinsuyu. Paullu Inca no aceptó. Él le pidió que se rindiera. "Los españoles somos muchos", le dijo. Le garantizó "buen trato" y que "podría darle la mascapaycha". Ante esta respuesta sin precedentes, Manco Inca y su pequeño ejército se dirigieron por el valle de Amaybamba. Para cuidar su retirada, porque Almagro había ordenado al mariscal Rodrigo de Orgóñez perseguirlo y capturarlo o matarlo, hizo quemar los puentes. Pero las tropas de Orgóñez-Paullu Inca siguieron avanzando. Manco Inca cruzó el puente de Chuquicara y se refugió en el palacio de Vitcos. Allí fue sorprendido por el ejército indígena-español. Manco Inca, Villaoma y sus leales apenas pudieron escapar y esconderse en una región cercana.
El saqueo de Vitcos y la salida de Almagro Lo primero que hace Orgóñez es saquear Vitcos. Encuentra abundante oro y plata, donde destaca una gran imagen del sol, realizada en oro fino. También el cuerpo de Huaina Cápac, embalsamado, y que los incas habían llevado allí para esconderlo de la vista de los españoles cuando llegaron al Cusco. La momia de Huaina Cápac y el Inti de oro fueron entregados a Paullu Inca como recompensa por sus servicios. Cuando Orgóñez se disponía a continuar la persecución, recibió la orden de Almagro de regresar al Cusco. Debieron acudir a la Ciudad de los Reyes para concluir las negociaciones sobre su gubernatura con Francisco Pizarro. En efecto, Almagro salió del Cusco el 15 de noviembre de 1537, tomando prisionero a Hernando Pizarro.
Manco Inca se retira Manco Inca, cuyo principal centro de resistencia ya era Vilcabamba, aprovechó esta situación y organizó varias expediciones a la zona central del Perú, entre los primeros meses de 1538. Su propósito era unificar a los curacas de la región y reconstruir el ejército de el. Pero encuentra serias dificultades, las que se prolongan desde hace mucho tiempo y se manifiestan en un resentimiento contra el pueblo cusqueño y una actual adhesión a los españoles, sus "libertadores". Por ejemplo, los huancas se declararon sus enemigos acérrimos. Participan en varias de sus expediciones, matando a algunos de sus generales y cientos de sus soldados. La última expedición la comanda él mismo. Logra castigar a los Huancas sacando de su templo el ídolo Huari Huillca, arrastrándolo y arrojándolo al río Mantaro. Pero ni siquiera con esa temeraria medida logró la colaboración de esa etnia ni de otras de la zona central del Perú. Manco Inca, decepcionado, ordenó la retirada a Vilcabamba. Por eso, cuando Francisco Pizarro pasó por Hatun Jauja el 28 de julio de 1538, la zona estaba totalmente pacífica, más Anticusqueña que nunca.
Paullu Inca y un golpe suerte La familia Pizarro-Paullu dominó toda la zona sur. Manco Inca se había refugiado en Vilcabamba. Gonzalo Pizarro y Paullu Inca comenzaron su campaña contra el último bastión rebelde en julio de 1539. En el paso de Chuquillusca, los indómitos incas casi los hacen huir. Paullu Inca impidió la fuga de los españoles porque los reprendió por su conducta. Para no ser tachados de cobardes, los pizarristas continuaron la expedición. Cerca de Hatun Pucara iban a caer en una terrible emboscada. La suerte volvió a estar de su lado, pues un guijarro cayó desde arriba sobre las botas de Gonzalo Pizarro, alertándolo. Inmediatamente, Pizarro ordenó a sus tropas refugiarse de él, mientras enormes rocas caían desde arriba. El paso quedó completamente cubierto. El ejército Pizarro-Paullu se había quedado a muy corta distancia, sano y salvo.
Inca manco (1515-1545) Pintura de National Geographic que ilustra cómo habría sido la batalla de Sacsayhuamán La feroz batalla en el Hatun Pucara Pasado el susto y después de unos días, los Pizarro-Paullu llegaron a la base de Hatun Pucara, listos para tomarla. Aquella fortaleza estaba situada a orillas del río Pampacona, en lo alto de una quebrada, a 3 leguas (16,5 km) de la ciudad de Vilcabamba. Allí se habían atrincherado las fuerzas de Manco Inca. Los Pizarro-Paullu los rodearon y los sitiaron ferozmente. Las escaramuzas duraron unos 10 días. Se libró en una zona selvática agreste, llena de acantilados, bosques y maleza. Las fuerzas de Manco Inca lograron matar a Huaypar e Inguill, los hermanos traidores del Inca. Pero, en un contraataque, los Pizarro-Paullu tomaron la parte alta del barranco, por encima de la fortaleza. Desde esa posición, los arcabuces, ballestas y piedras comenzaron a hacer mella en el ejército inca. Fueron hechos prisioneros la esposa del Inca, Coya Cura Ocllo, y su hermano Cusi Rimachi. Manco Inca, a petición de sus leales, se lanzó al río Pampacona, lo cruzó a nado y escapó de la familia Pizarro-Paullu.
Muerte y premonición Gonzalo Pizarro envió un mensaje a Manco Inca diciéndole que le daba 30 días para entregarse. Pero él no respondió. Urgido por el clima hostil de la Rupa-rupa, Gonzalo Pizarro tuvo que regresar al valle de Yucay. En noviembre de 1539, Francisco Pizarro hizo lo propio. Entre ambos hermanos acordaron chantajear a Manco Inca. Mandaron avisar que si no se entregaba matarían a flechazos a su esposa y hermana, Coya Cura Ocllo, una hermosa joven, hija de Huaina Cápac. Manco Inca se mostró indignado ante la propuesta y la rechazó. El cura Ocllo también respondió con valentía. Cuando sus arqueros estuvieron delante de ella, él les dijo:“¿Vengáis vuestra ira en una mujer? ¿Qué más haría otra mujer como yo? Date prisa, acaba conmigo, porque ella cumple tus deseos en todo”. Pedro Pizarro, el cronista, reconoció que su tío tuvo un final trágico por hacer matar a esta "princesa inca".
Los incas rebeldes atacan a los pizarristas Manco Inca superó valientemente esa tragedia. Convencido de que "muy pronto los incas Paullu se darían cuenta de la mala fe de los españoles" y se inclinarían ante sus anfitriones, organizó la guerra de guerrillas. Esa táctica consistía en atacar inesperadamente y luego esconderse. Con este sistema tenía en jaque a las fuerzas enemigas que se movían entre San Juan de la Frontera de Huamanga y Cusco. Illa Túpac también aplicó esta táctica en el Cápac Ñam, entre los Huánucos y Cajamarcas.
Las tácticas de Manco Inca Cuando en 1542 se enteró de la muerte de Francisco Pizarro, Manco Inca apoyó a Diego de Almagro "El Mozo". Le envió caballos, armas y guerreros para enfrentar a Vaca de Castro. Fatalmente, "El Mozo" fue derrotado en Chupas, el 16 de septiembre de 1542. Manco Inca, sin embargo, recibió a un grupo de almagristas que se refugiaron en Vitcos. Cuando Gonzalo Pizarro se rebeló contra la Corona española y se enfrentó al virrey Blasco Núñez de Vela, Manco Inca envió un mensaje al virrey de que lo apoyaría. No hubo tal ocasión, porque Núñez de Vela murió en la batalla de Añaquito.
Inca manco (1515-1545) Retrato de Manco Inca Muerte de Manco Inca El capitán Alonso de Toro, teniente gobernador del Cusco, con la autorización de Gonzalo Pizarro, inició negociaciones secretas con los almagristas de Vitcos. Les ofreció perdón y libertad si mataban al Inca. Los almagristas aceptan esta condición y asesinan a Manco Inca en los primeros meses del año 1545. Según su hijo Titu Cusi Yupanqui, el asesinato de Manco Inca se habría producido de la siguiente manera:“Estaban un día con mucha alegría tocando herrón (nota:juego antiguo con tejo de hierro, que tenía un agujero en el centro, y al que se le ponía un clavo clavado en la tierra) solo mi padre y ellos y yo, que entonces era un niño, sin que mi padre pensara nada ni habiendo dado crédito a una mujer india de uno de ellos, llamada Bauba, que muchos días antes le había dicho que aquellos españoles querían matarlo. Sin sospecha alguna de esto ni de nada más se estaba divirtiendo con ellos como antes; y en este juego, como he dicho, cuando mi padre fue a recoger el herrón para jugar, todos descargaron sobre él con puñales y cuchillos y algunas espadas; y mi padre, como se sentía herido, con gran rabia de muerte, trataba de defenderse de un lado y del otro; pero como estaba solo y eran siete, y mi padre no tenía arma, al fin lo tiraron al suelo con muchas heridas y lo dieron por muerto. Y unos andes que llegaron en aquel tiempo y el capitán Rimachi Yupangui, después los detuvieron de tal manera que antes de que pudieran huir mucho, algunos tomaron el camino equivocado para su grado, derribándolos de sus caballos abajo, y llevándoselos. a la fuerza para sacrificarlos. Todos los cuales dieron muertes muy crudas. A pesar de sus heridas mortales, Manco Inca Yupanqui aún vivió unos días más. Titu Cusi Yupanqui resultó herido; pero pronto se recuperó. Los 7 escudos, tras ser torturados, fueron ejecutados. Sus cráneos fueron colocados en picas y exhibidos durante muchos años en la plaza de Vilcabamba, a modo de lección. Titu Cusi Yupanqui recuerda que en una de las últimas conversaciones que tuvo con su padre moribundo, le dijo:“…no permitas que entren a tu tierra, aunque te inviten más con palabras, porque sus dulces palabras me engañaron. y así te harán a ti si les crees.”
FUENTE:Julio Villanueva Sotomayor Biografías de "Manco Inca"
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