Historia de Sudamérica

La inmortalidad de los boloñeses en el Morro de Arica

Uno de los episodios más dramáticos tuvo lugar en Arica, el 7 de junio de 1880. Aquí, algunos testimonios. El Jefe del Estado Mayor de la Plaza de Arica, el peruano Manuel C. de la Torre, da testimonio de aquella sublime entrega:“... Pulgada a pulgada y con esfuerzo decidido, nuestras posiciones fueron defendidas hasta el 'Morro', donde el fuego enemigo dominante y sostenido nos cerró y nos redujo a unos pocos durante una hora. Eran las 8:59 de la mañana, cuando todo se perdió; casi todos los Jefes muertos, los restantes prisioneros, sólo dos, y nuestra bandera arriada por la mano del vencedor...”. El teniente coronel del ejército peruano, el argentino Roque Sáenz Peña dice en su parte de combate:“... Los oficiales y tropas del medio Batallón que logré subir [el Morro] ya estaban diezmados; Los tres jefes subalternos no pudieron seguirme, y quedé herido desde el inicio del combate, de un balazo en el brazo derecho que me permitió, sin embargo, permanecer a caballo hasta los últimos momentos en que tuve que abandonarlo porque era ya no me es posible darle dirección; Fue entonces cuando nos reunimos contigo (Manuel C. de la Torre). Coroneles Sr. Francisco Bolognesi y Sr. Guillermo Moore, cayendo a nuestro lado estos dignos jefes traspasados ​​por el plomo de una fuerte descarga...”.

La inmortalidad de los boloñeses en el Morro de Arica Francisco Bolognesi. Cortesía de La Biblioteca Nacional 1905 El teniente capitán y segundo al mando de las baterías del Morro, Manuel Ignacio Espinoza Camplodo, afirma que:“...las tropas que tenían sus fusiles de guardia continuaron disparando, hasta que los enemigos invadieron el recinto realizando descargas. sobre los pocos que allí quedaron; en esta situación llegaron a la batería, el señor Coronel D. Francisco Bolognesi, Jefe de la Plaza, el Coronel D. Alfonso Ugarte, usted (refiriéndose a Manuel C. de la Torre, a quien se eleva el informe), el Teniente Coronel D . Roque Sáenz Peña, quien resultó herido, el Sargento Mayor D. Armando Blondel y otros que no recuerdo; y como toda resistencia fue inútil, el Comandante General ordenó suspender los disparos, lo cual no se pudo lograr a viva voz, el coronel Ugarte personalmente fue a ordenarlo a los que disparaban ubicados al otro lado del cuartel, donde se encontraba dicho jefe. asesinados (...) Al mismo tiempo que ocurrían estos hechos, las tropas enemigas dispararon sus armas contra nosotros, y los señores coronel Bolognesi, capitán Moore, teniente coronel Sáenz Peña, usted, el abajo firmante y Algunos oficiales de esta batería, vinieron sobre nosotros y, a pesar de haber suspendido los fuegos por nuestra parte, nos dieron de baja de los que fueron asesinados el Coronel Comandante General de la Plaza D. Francisco Bolognesi y el Sr. Capitán de Navío D Juan G. Moore. , habiendo salvado a los demás por la presencia de oficiales que nos hicieron prisioneros...” Para Vargas Hurtado, historiador aricano, Bolognesi murió así:“En momentos que el enemigo descendía de Cerro Gordo en dirección al Morro, Bolognesi fue en medio de su meseta, dirigiendo la acción, acompañado de La Torre, Ugarte, More, Sáenz Peña y sus ayudantes de campo. Su coraje y valentía infunden ánimo a los pocos soldados que le quedaban, quienes redoblan sus andanadas sobre el chileno, que avanza en medio de granizadas de plomo. Fue en ese momento cuando el defensor de la Plaza, revólver en mano, cayó rebasado por una bala traicionera (...) Cuando los asaltantes llegaron al lugar donde yacía el Héroe, éste aún estaba vivo, empapado en sangre; pero sin advertir su alta investidura ni su condición de herido, le destrozaron el cráneo a culatazos. ¡ASESINOS!”

La inmortalidad de los boloñeses en el Morro de Arica Sacrificio de Francisco Bolognesi LAS HORAS ANTERIORES ¿Cuán impotentes se habrían sentido los combatientes peruanos en el Morro de Arica en vísperas de su inmolación? Nadie puede imaginar momentos así. Pensar que esposas o novias llenaban sus mentes pero no estaban allí para consolarlas; imagínense que tuvieran a sus hijos en los cinco sentidos pero realmente no pudieran olerlos, besarlos, tocarlos, oírlos y sólo se conmovieran secándoles las lágrimas de los ojos; soñaron que el cálido sol acariciaba sus mejillas en el rincón más hermoso de sus vidas pero no existía tal rincón, menos:sol; supusieron que mañana podrían estar regresando al seno de sus pequeñas patrias por el Ferrocarril Arica - Tacna, pero se sobresaltaron al recordar que Tacna estaba perdida y Arica podía ser su tumba; pero a la angustia siempre la trastorna la esperanza y, por eso, una pequeña luz iluminó sus mentes cuando pensaron que podría llegar un refuerzo, la tropa comandada por Saldívar, desde Arequipa. Si hubiera llegado, la suerte habría sido otra y así lo reconoce una carta de un jefe chileno:“Las fortificaciones de Arica eran magníficas, pero para ser enteramente inexpugnables necesitaban ser defendidas por una fuerza no menor de 5 a 6.000 hombres. hombres. Esta es la razón por la que los hemos tomado en pocas horas, bien defendidos habrían resistido el ataque de 12 a 15.000 hombres. Los enemigos han peleado muy bien, como si supieran que la cosa valía la pena, ya que en el combate no se daba cuartel” (publicado en “Ferrocarril de Santiago”).


La inmortalidad de los boloñeses en el Morro de Arica
CARTA DE ALFONSO UGARTE A FERMÍN VERNAL Alfonso Ugarte describe la terrible situación pero espera recibir refuerzos de Arequipa. Aquí un extracto de su carta a Fermín Vernal, su amigo. “... No hay detalles ni tenemos noticias nuestras seguras más allá de lo que les cuento. Aquí en Arica somos sólo dos divisiones de nacionales defendiendo este punto, y aunque somos tan pocos no podemos hacer lo de Iquique, abandonar el puerto y entregarlo, porque este es un puerto de artillería y tiene elementos de defensa y posiciones. Por tanto, tenemos que cumplir con el deber de honor defendiendo esta plaza hasta que nos la arrebaten por la fuerza. Ese es nuestro deber y esto es lo que exige el honor nacional. Por tanto, estamos a la espera de ser atacados por mar y por tierra. Dios sabe lo que sucederá, así que os podéis imaginar mi triste situación. Sin embargo, hay que resistir hasta el final y también les puedo asegurar que con las posiciones que ocupamos en el morro, los cañones de pesado calibre y las minas que hemos preparado, a los chilenos les costará muchas vidas reducirnos y tomarnos. este lugar lejos de nosotros. Estamos decididos a resistir con toda la seguridad de ser derrotados, pero es necesario cumplir con el honor y el deber. Quizás la suerte nos favorezca y lleguen a tiempo los refuerzos que esperamos de Arequipa...”
CARTA DE RAMÓN ZAVALA A UN AMIGO Ramón Zavala expresa en carta a un amigo el espíritu indomable de los peruanos en Arica, llenos de valentía y patriotismo. Si no hacemos de Arica una segunda Tarapacá, la defensa será de tal naturaleza que nadie en el país desdeñará reconocer en nosotros a sus compatriotas, y que los neutrales no dejarán de reconocernos como defensores del honor y integridad de nuestro país. Arica no se rinde, ni se despliegan las banderas para salir de la plaza; al contrario, resistirá tenaz y vigorosa, y cuando la naturaleza ceda, obedeciendo a leyes físicas, los invasores pondrán su planta en un suelo cubierto de cadáveres y regado con sangre peruana. Sus defensores prefieren la muerte a la desgracia; Gloria a una vida que habría sido insoportable para ellos, si no hubieran aprovechado la última.

TELEGRAMAS Bolognesi, antes de la batalla, tuvo comunicación con el prefecto de Arequipa, Carlos Gonzales Orbegoso. En los distintos telegramas le dice que no cuente con Manuel Leyva, Lizardo Montero, Narciso Campero (boliviano), sus batallones nunca llegaron a la batalla de Arica. "Enemigo todas las armas trasladadas por trenes. Están acampados a dos leguas de esta plaza. Esperamos un ataque mañana". Resistiremos", dice el telegrama del 2 de junio de Bolognesi al prefecto. Para el historiador Medina, los documentos demostraban que la situación era complicada, la falta de alimentos, la alarma por la ocupación chilena, pero aun así fueron al frente. " Suspendido por cañonazos enemigos. El Parlamento dijo:El general Baquedano, por especial deferencia a la actitud enérgica de la plaza, desea evitar el derramamiento de sangre. Respondí según el acuerdo de los jefes:mi última palabra es que quemaremos el último cartucho. ¡Viva el Perú!”, escribe Bolognesi al prefecto de Arequipa en un telegrama fechado el 5 de junio, mientras Orbegoso responde emocionado:“Te felicito a ti y a los líderes de la plaza en nombre del pueblo arequipeño por tu noble actuación. Arequipa responde:¡Viva el coronel Bolognesi!".
CARTA DE BOLOGNESI A SU ESPOSA de su parte Es una carta llena de valentía, pero, al mismo tiempo, de preocupación por su esposa y crítica a Mariano Prado, que había huido, y a Nicolás de Piérola, el Dictador, que había sido un fracaso al frente de la guerra.“.. Esta seguramente será una de las últimas noticias que recibirán de mí, porque cada día que pasa vemos que el peligro se acerca y que la amenaza de rendición o aniquilamiento por parte del enemigo superior a las fuerzas peruanas es latente y decisiva. Los días y las horas pasan y los escuchamos como trágicos toques de campana que se extienden sobre esta roca de la ciudadela militar engrandecida por un puñado de patriotas que tienen el tiempo contado y la decisión de luchar sin desmayo en el combate para no decepcionar al Perú. . ¿Qué será de ti, amada esposa? Tú que me acompañaste con amor y santidad. ¿Qué será de nuestros hijos que yo no podré ver ni sentir en la casa común? Dios va a decidir este drama en el que los políticos que huyeron y los que asaltaron el poder tienen la misma responsabilidad. Ambos han dictado con su incapacidad la sentencia que nos aplicará el enemigo. Nunca reclames nada, para que no piensen que mi deber tiene un precio...”.

Cartas del héroe. Correspondencia enviada a su familia y al prefecto de Arequipa muestran la tensión que vivió el héroe. "¿Qué será de ti, amada esposa?... Dios va a decidir este drama en el que los políticos que huyeron y los que asaltaron el poder tienen la misma responsabilidad". El general chileno Manuel Baquedano los miró a través de su catalejo. No podía creerlo. Eran 6 mil y los soldados de Francisco Bolognesi no pasaban de los 1.400. No entendía cómo estos hombres, más que armados, enfurecidos, optaron por el suicidio para enfrentarlos. Bolognesi sabía que se acercaba la muerte. Pero la patria fue primero, por eso escribió cartas que no sólo fueron una despedida para sus seres queridos, sino también una confesión de valentía y amor al Perú. Su línea fue firme, pero en el mensaje había molestia y mucha tensión. Sabía la dura batalla que le esperaba... A pesar de ello, en cada palabra mostraba el deseo de cumplir el encargo encomendado. El prócer, que nació el 4 de noviembre de 1816, vivió así un capítulo de su vida que hoy recordamos un día antes del aniversario de la batalla de Arica, gesta en la que entregó su vida por la patria. Las cartas que el coronel Bolognesi escribió a su familia antes de la batalla, en junio de 1880, durante la guerra con Chile, mostraban la voluntad de cumplir con su deber, a pesar de las dificultades. "Querido hijo: Son las 11 de la mañana y te dirige estas palabras para despedirte. El enemigo está cerca de Tacna. Allí lo espera el general Montero con todo su ejército, a menos que los chilenos le jueguen una mala pasada y vengan a tomar este lugar (Arica), que lo ha dejado muy débil", le escribió Bolognesi a su hijo Enrique el 19 de abril. Meses después De este Emotiva carta, Enrique Bolognesi también decide luchar en la Guerra del Pacífico, en la batalla de Miraflores en 1881. “No tengo más de 1.400 infantes para vuestra defensa; Pueden –en horas– traer 3 o 4 mil hombres a Pacocha (Ilo) y al mismo tiempo librar combates por mar y tierra. Finalmente ha llegado el momento de decidir el asunto.
No te asustes: no estamos mal. Si se dirigen bien las cosas les daremos un caldo como en Tarapacá. Creo que seré el pato de la boda por ocupar este puesto que es el sueño del enemigo. Mientras nuestra gente esté en Tacna, quizás aquí no haya nada. Ya estoy molesto, deseo que el momento de un ataque llegue a descansar en la forma que quieres entenderlo. No duermo, ni siquiera me dejan comer; En la calle y donde quiera que vaya tengo que lidiar con todo el que me busca. Cariños a todos en casa, a amigos y amigas. Adiós", narra Bolognesi en una carta.
La historiadora Lourdes Medina Comenta que cuando uno lee las cartas de Bolognesi se da cuenta que el héroe siempre habla de cumplir con su deber, porque no quería decepcionar al Perú. "Pensó que podía ganar en Arica, su esperanza estaba en las minas (dinamita camuflada), el trabajo lo hacía el ingeniero Teodoro Elmore, pero fue capturado con los planos, luego los chilenos identificaron la ubicación de las minas", recuerda Luego, el 22 de mayo, le escribió a su esposa María Josefa, quien en sus primeras palabras anticipó que estas serían sus últimas, porque sabe que cada día que pasa el enemigo se acerca a Arica, lo sabía perfectamente. las fuerzas chilenas superaron a los defensores peruanos.
"Adorada María Josefa"
Esta seguramente será una de las últimas noticias que recibirán de mí, porque cada día que pasa vemos que el peligro se acerca y que la amenaza de rendición o aniquilamiento por parte del enemigo superior a las fuerzas peruanas es latente y decisivo. Los días y las horas pasan y los mismos como trágicos toques de campana se extienden sobre esta roca de la ciudadela militar, engrandecida con un puñado de patriotas que tienen su tiempo contado y su decisión de luchar sin desmayar en el combate, para no decepcionar. al Perú. ¿Qué será de ti, amada esposa, tú que me acompañaste con amor y santidad? ¿Qué será de nuestra hija y de su marido, que no podrán verme ni sentirme en nuestra casa común? Dios va a decidir este drama en el que los políticos que huyeron y los que asaltaron el poder tienen la misma responsabilidad. Ambos han dictado, con su comportamiento incapaz, la sentencia que nos aplicará el enemigo. Nunca reclamo nada, para que no crean que mi deber no tuvo precio. Besos para ti y Margarita. Un abrazo a Melvin”, escribe Bolognesi a su esposa. De hecho, un grupo de peruanos, a pesar de la situación en que se encontraban y que sabían que iban a morir, finalmente resistieron. Además de la guerra por el guano y el salitre, fue una lucha por la dignidad nacional.

11-6-1905. El monumento fue inaugurado en su homenaje. A la ceremonia asistió uno de los sobrevivientes de la defensa de Arica, el argentino Roque Sáenz Peña, con grado de general del ejército peruano.
La inmortalidad de los boloñeses en el Morro de Arica Inauguración del monumento a Bolognesi -1905 La inmortalidad de los boloñeses en el Morro de Arica