A poca distancia de la ciudad del Cuzco se encuentra uno de los valles con mayor riqueza paisajística y cultural del Perú. Se formó hace miles de años por las corrientes del río Vilcanota, el mismo que antiguamente se llamaba Willkañuta (casa del Sol) o Willcamayu (río sagrado).
La zona, denominada Valle Sagrado de los Incas, se extiende por más de 100 kilómetros (con sus extremos en las ciudades de Pisac y Machu Picchu), y cuenta con numerosos pueblos (entre ellos Ollantaytambo) e impresionantes centros administrativos que atestiguan su ocupación milenaria. Se encuentra a una altura promedio de 2800 metros sobre el nivel del mar, y posee condiciones excepcionales, como un clima beneficioso (temperatura promedio anual de 18º C), rica flora y fauna, tierras fértiles e innumerables arroyos que, surgidos de las sierras nevadas, que lo rodean, caen en cascadas a través de los bosques nativos más altos del mundo (4200 metros de altitud), proporcionándole abundante agua y alimentando el río sagrado.
El Vía Láctea Camino y el Valle Sagrado de los Incas
La Vía Láctea es una nube blanquecina y difusa que atraviesa la esfera celeste de forma oblicua y engloba multitud de constelaciones. Entre ellos podemos mencionar a Orión, el Escorpión y la Cruz del Sur. Está formado por millones de estrellas y nubes oscuras de polvo y gas que podemos ver en las noches despejadas. Si la Tierra fuera transparente, podríamos ver que nos rodea por completo.
Conocido en el mundo andino como Mayu o río celestial, sirvió a los incas como eje de guía ritual. El cronista Cristóbal de Molina dijo que los sacerdotes incas realizaban una peregrinación ceremonial anual alrededor de la Vía Láctea durante el solsticio de invierno:salían del Cuzco en dirección sureste, siguiendo el movimiento aparente de la Vía Láctea, hasta un lugar hoy llamado La Raya (donde nace el río Vilcanota), y donde, según la mitología inca, nació el Sol.
De allí regresaron al Cuzco, dirigiéndose hacia el Noroeste, pero siguiendo ahora la dirección del "río sagrado" (Vilcanota), que también corre de Sureste a Noroeste.
Es en esta peregrinación ritual que se relacionó el río celestial (Mayu) con el río terrestre (Vilcanota), ya que en la antigüedad existía la idea de que todo lo sagrado en la Tierra siempre tenía un reflejo en el cielo.
En las comunidades agrícolas actuales, se cree que las fuerzas cósmicas interfieren sustancialmente con la vida diaria.
Mayu no fue sólo una guía importante, sino un plano de referencia para comprender el clima de la Tierra. Todo el conocimiento de la época procedía de las constelaciones, y había tres clases de ellas:las "constelaciones brillantes", formadas por un conjunto de estrellas unidas imaginariamente para formar una determinada figura, las "constelaciones oscuras", formadas por manchas oscuras de la Vía Láctea (conocida hoy como nebulosas), y las "constelaciones mixtas", una mezcla de ambas. Las constelaciones oscuras se encuentran en la región del río celeste, o Mayu, donde la densidad y mayor brillo de esta región hacen que las manchas oscuras de la Galaxia parezcan sombras de enormes siluetas, generalmente de animales, que, en el pensamiento andino, eran encargado de generar fertilidad y abundancia en la Tierra.
Debido a todo esto, y en función de estas ideas, se construyeron enormes construcciones a lo largo de todo el Valle Sagrado de los Incas que delimitaban espacios rituales, en los que se recreaban las principales constelaciones andinas en sus respectivas formas (Árvore, Llama, Cóndor, Perdiz, Puentes etc), como si el valle y su río fueran reflejos el uno del otro.
Por tanto, el Valle Sagrado de los Incas no es sólo un nombre, una frase o incluso un lugar común y normal. En realidad es un sentimiento, una forma de situarse en el mundo, una forma de entender la vida, un concepto.
La arquitectura del Valle, así como su simetría, parece revelar que tenía la función exclusiva de servir como espejo de la Vía Láctea para los Incas.
En la siguiente figura podemos identificar la unión del río con el mar, y cómo (a través de la imaginación) la Vía Láctea nace para proyectarse en el cielo, y unirse nuevamente con la Tierra en su extremo superior, dándonos la idea de la existencia de un todo como un ciclo continuo.
Antiguamente, durante el Equinoccio de Primavera (23 de septiembre) se realizaba un ritual llamado Mayucati, en el que los incas entregaban ofrendas al río Huatanay en Cuzco, para que sus aguas, al unirse con las del río Vilcanota, las llevaran a Ollantaytambo. Actualmente entregan ofrendas al río Vilcanota o Willcamayu (río sagrado), pues existe la creencia de que sus deseos se cumplen a través de la lluvia.
Civilización Inca
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