Historia de Sudamérica

Expansión marítima europea

La expansión marítima europea fue el periodo comprendido entre los siglos XV y XVIII en el que algunos pueblos europeos se propusieron explorar el océano que los rodeaba.

Estos viajes iniciaron el proceso de la Revolución Comercial, conociendo diferentes culturas y explorando el nuevo mundo, permitiendo la interconexión de continentes.

Expansión en el extranjero

Las primeras grandes navegaciones permitieron la superación de las barreras comerciales de la Edad Media, el desarrollo de la economía mercantil y el fortalecimiento de la burguesía.

La necesidad de los europeos de hacerse a la mar fue el resultado de una serie de factores sociales, políticos, económicos y tecnológicos.

Europa estaba saliendo de la crisis del siglo XIV y las monarquías nacionales se veían abocadas a nuevos retos que se traducirían en su expansión a otros territorios.

Vea en el siguiente mapa las rutas realizadas hacia el Oeste por los navegantes y el año de viaje:

Expansión marítima europea

Europa atravesaba un momento de crisis, ya que compraba más de lo que vendía. En el continente europeo, la oferta era madera, piedras, cobre, hierro, estaño, plomo, lana, lino, frutas, trigo, pescado, carne.

Los países de Oriente, por su parte, tenían azúcar, oro, alcanfor, sándalo, porcelana, piedras preciosas, clavo, canela, pimienta, nuez moscada, jengibre, ungüentos, aceites aromáticos, medicamentos y perfumes.

Correspondía a los árabes transportar los productos a Europa en caravanas realizadas por rutas terrestres. El destino eran las ciudades italianas de Génova y Venecia que servían de intermediarias para la venta de mercancías al resto del continente.

Otra ruta disponible era a través del mar Mediterráneo monopolizado por Venecia. Por ello, era necesario buscar una forma alternativa, más rápida, segura y, sobre todo, económica.

Paralelamente a la necesidad de un nuevo paso, era necesario solucionar la crisis del metal en Europa, donde las minas ya mostraban signos de agotamiento.

Una reorganización social y política también llevó a la búsqueda de más rutas. Fueron las alianzas entre los reyes y la burguesía las que formaron las monarquías nacionales.

El capital burgués financiaría la costosa y necesaria infraestructura para la hazaña marítima. Después de todo, se necesitaban barcos, armas, navegantes y suministros.

Los burgueses pagaban y recibían a cambio una parte de los beneficios de los viajes. Esta era una forma de fortalecer los estados nacionales y someter la sociedad a un gobierno centralizado.

En el campo de la tecnología era necesario mejorar la cartografía, la astronomía y la ingeniería náutica.

Los portugueses tomaron la iniciativa en este proceso convocando la Escola de Sagres. Aunque no fue una institución como la conocemos hoy, sirvió para reunir a navegantes y eruditos bajo el patrocinio del Infante Dom Henrique (1394-1460).

Ver también:Renacimiento comercial

Portugal

La expansión marítima portuguesa comenzó mediante conquistas en la costa de África y se expandió a los archipiélagos cercanos. Pescadores experimentados, utilizaban pequeñas embarcaciones, el barinel, para explorar los alrededores.

Posteriormente desarrollarían y construirían las carabelas y barcos para poder llegar más lejos y con mayor seguridad

La precisión náutica se vio favorecida por la brújula y el astrolabio, procedentes de China. La brújula ya era utilizada por los musulmanes en el siglo XII y está destinada a señalar el norte (o el sur). A su vez, el astrolabio se utiliza para calcular distancias tomando como medida la posición de los cuerpos celestes.

En el siguiente mapa puedes ver las rutas tomadas por los portugueses:

Expansión marítima europea

Al desarrollo de la tecnología y la necesidad económica de explorar el océano, los portugueses sumaron también el deseo de llevar la fe católica a otros pueblos.

Las condiciones políticas eran bastante favorables. Portugal fue la primera nación en crear un estado nacional asociado con intereses mercantiles a través de la Revolución Avis.

En paz, mientras otras naciones estaban en guerra, existía una coordinación central para estimular y organizar las incursiones marítimas. Estos serían esenciales para cubrir la escasez de mano de obra, productos agrícolas y metales preciosos.

El primer éxito portugués en los mares fue la Conquista de Ceuta, en 1415. Con el pretexto de la conquista religiosa contra los musulmanes, los portugueses dominaron el puerto que fue destino de varias expediciones comerciales árabes.

Así, Portugal se estableció en África, pero no fue posible interceptar las caravanas cargadas de esclavos, oro, pimienta, marfil, que se detenían en Ceuta. Los árabes buscaron otras rutas y los portugueses se vieron obligados a buscar nuevas formas de obtener los bienes a los que tanto aspiraban.

En un intento de llegar a la India, los navegantes portugueses sortearon África y se asentaron en la costa de este continente. Crearon puestos comerciales, fuertes, puertos y puntos de negociación con los nativos.

Estas incursiones se denominaron gira africana y tenían como objetivo obtener ganancias a través del comercio. No había ningún interés en colonizar ni organizar la producción de ningún producto en los lugares explotados.

En 1431, los navegantes portugueses llegaron a las islas Azores, y posteriormente ocuparon Madeira y Cabo Verde. Al Cabo do Bojador se llegó en 1434, en una expedición comandada por Gil Eanes. La trata de esclavos africanos ya era una realidad en 1460, con la retirada del pueblo de Senegal a Sierra Leona.

Fue en 1488 cuando los portugueses llegaron al Cabo de Buena Esperanza bajo el mando de Bartolomeu Dias (1450-1500). Esta hazaña es una de las marcas importantes de las conquistas marítimas de Portugal, ya que de esta manera se encontró una ruta hacia el Océano Índico como alternativa al Mar Mediterráneo.

Entre 1498, el navegante Vasco da Gama (1469-1524) logró llegar a Calicut, en las Indias, y allí establecer negociaciones con los jefes locales.

En este contexto, la flota de Pedro Álvares Cabral (1467-1520), se alejó de las costas de África con el fin de confirmar si allí había tierras. De esta manera llega a las tierras donde estaría Brasil, en el año 1500.

Ver también:Navegaciones portuguesas

España

España unificó gran parte de su territorio con la caída de Granada en 1492, con la derrota del último reino árabe. La primera incursión española en el mar supuso el descubrimiento de América por el navegante italiano Cristóbal Colón (1452-1516).

Apoyado por los reyes Fernando de Aragón e Isabel de Castilla, Colón partió en agosto de 1492 con las carabelas Nina y Pinta y con el barco Santa María rumbo al oeste, llegando a América en octubre del mismo año.

Dos años más tarde, el Papa Alejandro VI aprobó el Tratado de Tordesillas, que dividió las tierras descubiertas y por descubrir entre españoles y portugueses.

Ver también:Descubrimiento de América

Francia

A través de una crítica al Tratado de Tordesillas realizada por el rey Francisco I, los franceses se lanzaron en busca de territorios de ultramar. Francia surgió de la Guerra de los Cien Años (1337-1453), de las luchas del rey Luis XI (1461-1483) contra los señores feudales.

A partir de 1520, los franceses comenzaron a realizar expediciones, llegando a Río de Janeiro y Maranhão, de donde fueron expulsados. En América del Norte llegaron a la región que hoy ocupan Canadá y el estado de Luisiana, en Estados Unidos.

En el Caribe se establecieron en Haití y en Sudamérica, en Guyana.

Inglaterra

Los ingleses, que también estuvieron involucrados en la Guerra de los Cien Años, la Guerra de las Dos Rosas (1455-1485) y los conflictos con los señores feudales, también quisieron buscar una nueva ruta hacia las Indias a través de América del Norte.

Así, ocuparon lo que hoy serían Estados Unidos y Canadá. Asimismo, ocuparon islas del Caribe como Jamaica y las Bahamas. En Sudamérica se asentaron en la actual Guyana.

Los métodos empleados por el país fueron bastante agresivos e incluyeron fomentar la piratería contra España, con el consentimiento de la reina Isabel I (1558-1603).

Los británicos dominaron el comercio de esclavos hacia la América española y también ocuparon varias islas en el Pacífico, colonizando las actuales Australia y Nueva Zelanda.

Ver también:Barcos de esclavos

Países Bajos

Holanda se embarcó en la conquista de nuevos territorios con el fin de mejorar el próspero comercio que dominaban. Consiguieron ocupar varios territorios en América, instalándose en el actual Surinam e islas del Caribe, como Curazao.

En Norteamérica incluso fundaron la ciudad de Nueva Ámsterdam, pero fueron expulsados ​​por los británicos y la rebautizaron como Nueva York.

Asimismo, intentaron arrebatarle el noreste de Brasil durante la Unión Ibérica, pero fueron repelidos por españoles y portugueses. En el Pacífico ocuparon el archipiélago de Indonesia y permanecerían allí durante tres siglos y medio.

Ver también:Invasiones holandesas