La tierra también fue el hogar de una variedad de tribus nativas americanas, incluidos los Lenape y los Iroqueses. Estas tribus vivían en pequeñas aldeas y dependían de la caza, la pesca y la agricultura para su sustento. La llegada de colonos europeos en el siglo XVII trastocó el modo de vida de los nativos americanos y muchas tribus se vieron obligadas a trasladarse hacia el oeste.
A principios del siglo XVIII, Nueva Jersey era una colonia próspera. La población crecía rápidamente y la economía se basaba en la agricultura, el comercio y la construcción naval. El estado también se estaba convirtiendo en un destino popular para los refugiados religiosos, que buscaban liberarse de la persecución.
A mediados del siglo XVIII, Nueva Jersey jugó un papel clave en la Revolución Americana. El estado fue sede de varias batallas importantes y muchos de sus residentes lucharon por la independencia de Gran Bretaña. Después de la guerra, Nueva Jersey se convirtió en uno de los trece estados originales de los Estados Unidos.