La Revolución Gloriosa fue un período en la historia británica de 1688 a 1689 cuando el rey James II (VII de Escocia) fue derrocado por una coalición de parlamentarios, encabezada por Guillermo III de Orange y su esposa, María, la hija mayor de James. El conflicto terminó con la firma de la Declaración de Derechos, que limitó el poder de la monarquía y estableció la supremacía del Parlamento.
Tolerancia religiosa y política
La revolución también trajo consigo un mayor grado de tolerancia religiosa y política. Bajo Jaime II, los católicos habían sido perseguidos y excluidos de los cargos públicos. Sin embargo, la Declaración de Derechos concedía libertad de culto a todas las denominaciones protestantes y también permitía a los católicos ocupar cargos públicos si prestaban juramento de lealtad a la corona.
Monarquía Constitucional
La Revolución Gloriosa marcó el comienzo de una monarquía constitucional en Gran Bretaña. La Declaración de Derechos estableció una serie de principios importantes, incluida la supremacía del Parlamento, el derecho a la libertad de expresión y el derecho a un juicio justo. Desde entonces, estos principios se han vuelto fundamentales para la constitución británica.
La creación del Partido Whig
Los acontecimientos de la Revolución Gloriosa llevaron a la formación del Partido Whig, que estaba a favor de una monarquía limitada y la supremacía parlamentaria.
El Partido Conservador, que estaba a favor de una monarquía fuerte y la iglesia establecida.