La Revolución Mexicana fue un conflicto sangriento y destructivo que resultó en la muerte de millones de personas. La revolución también causó daños generalizados a la economía y la infraestructura mexicanas. Sin embargo, la revolución también provocó una serie de cambios importantes en México, incluido el derrocamiento de Díaz, el establecimiento de una nueva constitución y la redistribución de la tierra a los campesinos.
El conflicto en México se calmó cuando Estados Unidos entró en la Primera Guerra Mundial. La entrada de Estados Unidos en la guerra presionó a México para que permaneciera neutral, ya que Estados Unidos no quería tener que librar una guerra en dos frentes. Como resultado, el gobierno mexicano comenzó a negociar con los revolucionarios y finalmente se llegó a un acuerdo de paz en 1920.