Estrategia defensiva: El Sur adoptó una estrategia defensiva, con el objetivo de proteger su territorio y sus recursos mientras esperaba que el Norte cometiera errores. Esta estrategia se basó en la creencia de que el Sur tenía un conocimiento superior del terreno y podía utilizarlo a su favor en batallas defensivas.
Estrategia ofensiva: El Sur también empleó una estrategia ofensiva, particularmente al comienzo de la guerra, para hacerse con el control de los estados fronterizos y territorios estratégicos. Esta estrategia se basó en la creencia de que el Sur podría ganar la guerra rápidamente si ganaba batallas decisivas y capturaba ciudades importantes.