Neutralidad violada: Inicialmente, Estados Unidos intentó permanecer neutral en el conflicto, pero Alemania hizo caso omiso de la neutralidad estadounidense con su política de guerra submarina sin restricciones, que implicaba hundir buques mercantes sin previo aviso, incluso aquellos que transportaban pasajeros. Esto resultó en la pérdida de vidas y barcos estadounidenses, lo que provocó la indignación pública.
Telegrama de Zimmerman: La interceptación y decodificación del Telegrama Zimmermann, una comunicación diplomática secreta de Alemania a México, jugó un papel importante en influir en la opinión pública estadounidense. El telegrama proponía una alianza entre Alemania y México si Estados Unidos entraba en la guerra. Esta revelación creó una sensación de traición y aumentó las preocupaciones sobre las intenciones de Alemania.
Hundimiento del Lusitania: El hundimiento del barco de pasajeros británico Lusitania por un submarino alemán en mayo de 1915, que provocó la muerte de más de 1.000 personas, entre ellas 128 estadounidenses, provocó una indignación generalizada en los Estados Unidos. El incidente reforzó la sensación de desprecio de Alemania por el derecho internacional y la vida humana.
Vínculos económicos y préstamos: Estados Unidos tenía importantes vínculos económicos con Gran Bretaña, Francia y otras naciones aliadas, proporcionando préstamos sustanciales para apoyar sus esfuerzos bélicos. A medida que avanzaba la guerra, estas consideraciones económicas se entrelazaron más, lo que hizo que Estados Unidos se involucrara más en la causa aliada.
Apoyo público: Con el tiempo, el sentimiento público en Estados Unidos viró a favor de la intervención, a medida que la guerra se consideraba cada vez más como una contienda entre democracia y autocracia. El movimiento progresista del país y figuras influyentes, como el presidente Woodrow Wilson, abogaron por apoyar a los aliados democráticos y oponerse a las acciones agresivas de Alemania.