El prolongado debate sobre la esclavitud de los afroamericanos fue la principal causa del inicio de la Guerra Civil estadounidense. Poco más de un mes después de que Abraham Lincoln asumiera el cargo de presidente de los Estados Unidos, las fuerzas confederadas atacaron Fort Sumter en Carolina del Sur en abril de 1861, lo que provocó el inicio de la Guerra Civil estadounidense. Los leales a la Unión en el Norte, que incluían algunos estados geográficamente occidentales y del sur, declararon su apoyo a la Constitución. Se opusieron a ellos los secesionistas de los Estados Confederados de América en el Sur, que hicieron campaña por los derechos de los estados a mantener la esclavitud.
La Guerra Civil estadounidense, uno de los puntos de inflexión más importantes en la historia de Estados Unidos, sigue siendo el conflicto más mortífero jamás librado en suelo estadounidense. De 1861 a 1865, murieron más de 620.000 personas, más que el número de soldados estadounidenses que murieron en todas las demás guerras juntas. La guerra tuvo un impacto significativo en la identidad de Estados Unidos, ya que condujo a la libertad de los afroamericanos durante la Era de la Reconstrucción y contribuyó a la formación de una identidad nacional más unificada.