Alto desempleo: La economía experimentó recesiones y crisis periódicas durante la década de 1920, lo que provocó altas tasas de desempleo que afectaron desproporcionadamente a las clases bajas. A muchos trabajadores no calificados y semicalificados les resultó difícil conseguir empleos estables, lo que dio lugar a períodos de desempleo e inestabilidad de los ingresos.
Salarios bajos: Incluso cuando estaban empleados, muchos miembros de la clase baja ganaban salarios exiguos que apenas cubrían los gastos básicos de vida. Las disparidades salariales prevalecían, y los industriales y propietarios de negocios ricos ganaban significativamente más que el trabajador promedio. Esta desigualdad de ingresos significó que la clase baja tenía pocos ingresos disponibles y oportunidades limitadas de movilidad social ascendente.
Falta de redes de seguridad social: La década de 1920 se caracterizó por un estado de bienestar limitado y las redes de seguridad social eran en gran medida inexistentes. Esto dejó a la clase baja vulnerable en tiempos de dificultades económicas o crisis personales. Tenían acceso limitado a prestaciones de desempleo, atención médica u otras formas de asistencia, lo que dificultaba hacer frente a desafíos financieros inesperados.
Malas condiciones de vivienda: Los centros urbanos donde vivían muchas personas de clase baja a menudo estaban superpoblados y carecían de servicios básicos. Las viviendas asequibles eran a menudo deficientes, con servicios sanitarios y ventilación inadecuados, lo que contribuía aún más a los problemas de salud y las malas condiciones de vida de la clase baja.
Discriminación y explotación: Muchos sectores de la fuerza laboral estaban segregados por raza, género y origen étnico, lo que limitaba las oportunidades laborales para la clase baja. Además, hubo casos de robo de salarios, condiciones laborales inseguras y prácticas laborales de explotación que afectaron particularmente a los trabajadores vulnerables.
Educación y habilidades limitadas :El acceso a una educación de calidad era a menudo un privilegio reservado a las clases media y alta. La clase baja a menudo tenía oportunidades limitadas de educación y desarrollo de habilidades, lo que les dificultaba competir por empleos mejor remunerados y mejorar sus perspectivas económicas.
En general, la clase baja enfrentó desafíos persistentes durante la década de 1920 debido a la desigualdad económica, el desempleo, los bajos salarios y la falta de sistemas de apoyo social. Estas disparidades económicas e injusticias sociales contribuyeron a la pobreza generalizada y las malas condiciones de vida que experimentaron muchos miembros de la clase baja durante este período.