La Iglesia Ortodoxa Rusa ha desempeñado un papel importante en la historia y la cultura rusas. Ha sido una fuente de guía espiritual, valores morales y cohesión social para el pueblo ruso. La Iglesia también ha estado estrechamente vinculada al Estado ruso y, a menudo, ha desempeñado un papel político.
En la era soviética, la Iglesia Ortodoxa Rusa fue suprimida por el gobierno comunista. Muchas iglesias fueron cerradas o destruidas y los líderes religiosos fueron perseguidos. Sin embargo, la Iglesia sobrevivió y experimentó un renacimiento después de la caída de la Unión Soviética. Hoy en día, la Iglesia Ortodoxa Rusa es la organización religiosa más grande de Rusia, con más de 100 millones de miembros.