"Aquí estoy, rey, reina, ante vosotros, implorando un fondo de 1.200 ducados para emprender efectivamente lo que se ha descubierto y lo que aún está por descubrir."
Con estas palabras compareció Cristóbal Colón ante la Corte española aquel año de buena cosecha de centeno. Sus majestades le entregaron los 1.200 ducados, lo agasajaron con 300 fortunas y 20 marlboros y le desearon mucha suerte en su viaje, solicitando la mayor de las glorias para lo que pronto sería el Imperio español.
Cristóbal partió del puerto de Higiénicas Palillos rumbo al océano, con escala en Canarias. El objetivo de él. Las Indias.
Después de dos largos meses de travesía, se dio cuenta de un pequeño error de cálculo, difícilmente digno de un almirante de su altura (1'58m). Colón había partido en dirección opuesta a las Indias. Prestigiosos historiadores atribuyen el error a las condiciones climáticas del momento del partido, la niebla le jugó una mala (o buena) mala pasada.
Tras intentar ocultar el error, la tripulación se amotinó, según datos del cuaderno de bitácora, debido a la extrema escasez de cigarrillos (la ley antitabaco se estaba debatiendo en el Senado). Cristóbal logró tranquilizar a las masas, prometiendo un suministro de cigarrillos como nunca habían imaginado. Ellos aceptaron.
Al poco tiempo, tras descubrir nuevas tierras y desembarcar en diversos puntos, se asentaron en una isla de nombre conocido:La Española. El lugar elegido, a parte de su nombre, era un enclave fantástico, muy cercano a un puerto con gran riqueza, Puerto Rico.
Tras unos días de relax, los españoles iniciaron la construcción de varias colonias, siguiendo el método castellano:abrir un bar y construir casas a su alrededor. La historia ha dado la razón a los colonos españoles y ha demostrado que es el camino más eficaz para el desarrollo de las colonias. Estas colonias prosperaron rápidamente.
Pronto, Cristóbal y sus hombres comenzaron sus viajes hacia y desde Europa. Su mercancía:maíz, patatas y por supuesto, cigarrillos. También trajeron hombres y mujeres indígenas, llamados indios, nombre que no hizo más que aumentar el engaño de que Cristóbal había puesto el pie en la tierra adecuada.
El legado de Colón, por tanto, ha llegado a límites insospechados, culminando todos ellos con el descubrimiento de un país entero que, sin saberlo, ya llevaba su nombre... Colombia.