
Por Cuentos Pinto
Un mito muy conocido tanto por griegos como por romanos era el del Rey Midas . Como todos los mitos de la Antigüedad clásica, el propósito de difundir las travesuras de Midas era arrojar luz sobre la codicia humana.
Midas era rey de Frigia e hijo del campesino Gordiano. Su realeza la heredó de su padre, luego de que fuera elegido por la gente del lugar, quienes entendieron la llegada de Gordium como el cumplimiento de una profecía de un oráculo. La profecía decía que el rey de Frigia llegaría en un carro y, mientras la población discutía este destino, Gordio llegó con su esposa e hijo en un carro. Después de su muerte, Midas se convirtió en rey.
Un día, Midas recibió la visita de unos campesinos que le llevaron a un anciano, borracho y perdido, que habían encontrado en uno de los caminos del reino. Midas reconoció al anciano:era Sileno, maestro y padre adoptivo de Baco. Midas cuidó de Sileno y lo llevó ante Baco. El dios de la vid y del vino, muy benévolo, concedió un deseo a Midas. Este último, sin pensarlo mucho, pidió el regalo de convertir en oro todo lo que tocara. Incluso sintiendo el afán codicioso de Midas, Baco hizo la petición.
El rey Midas regresó a casa feliz y también sorprendido por la habilidad que había adquirido. Por el camino convirtió en oro diversas cosas:piedras, follaje, frutas... Al llegar a su casa, ordenó a los sirvientes que le sirvieran un banquete. Al tocar el pan, éste se convertía en oro. Cuando tomó la copa de vino y tocó la bebida con sus labios, ésta se convirtió en oro líquido. Midas estaba desesperado al darse cuenta de que nunca más podría alimentarse. Su hija Phoebe, al ver su desesperación, intentó ayudarlo y al tocarlo se convirtió en una estatua de oro.
Más desesperado aún, Midas oró a Baco, pidiéndole que lo librara de lo que en realidad era una maldición. Baco accedió y le dijo a Midas que debía bañarse en el nacimiento del río Pactolus para poder lavarse el castigo. Al lavarse, Midas pasó a las aguas del río el poder de convertir todo en oro, y la arena del Pactolus se volvió dorada.
Arrepintiéndose de su codicia, Midas regresó al campo, viviendo lejos de las ciudades.