- Patrones de propiedad de la tierra favorables :Inglaterra tenía una distribución más favorable de la propiedad de la tierra en comparación con muchos otros países europeos. Una porción importante de la tierra era propiedad de terratenientes ricos que estaban dispuestos y eran capaces de invertir en nuevas tecnologías y prácticas agrícolas. En cambio, en muchas partes de Europa la tierra estaba distribuida de manera más equitativa entre los pequeños propietarios, quienes a menudo carecían de los recursos o conocimientos para adoptar nuevos métodos.
- Cerramiento :El movimiento de cercamiento en Inglaterra condujo a la consolidación de pequeñas propiedades en granjas más grandes y eficientes. Esto permitió la implementación de nuevas técnicas agrícolas, como la rotación de cultivos y la cría selectiva, que aumentaron el rendimiento y la productividad de los cultivos. Los cercamientos también liberaron mano de obra, que luego podría utilizarse en otros sectores de la economía, como la manufactura.
- Acceso al capital :Inglaterra tenía un sistema financiero bien desarrollado, lo que facilitó a los agricultores el acceso a capital para invertir en nuevas tecnologías y prácticas. Esto fue particularmente importante para la adopción de nueva maquinaria, como la sembradora y la trilladora, que requerían una importante inversión inicial.
- Innovaciones tecnológicas :Inglaterra fue líder en el desarrollo y adopción de nuevas tecnologías agrícolas, como la sembradora, la trilladora y la máquina de vapor. Estas innovaciones aumentaron enormemente la eficiencia y la productividad del trabajo agrícola, lo que permitió una mayor producción de alimentos.
- Apoyo gubernamental :El gobierno inglés jugó un papel activo en la promoción de mejoras agrícolas, como a través del movimiento de cercamiento y la provisión de subsidios agrícolas. Este apoyo ayudó a crear un entorno favorable para la innovación y la inversión agrícolas.
- Población en crecimiento :El rápido crecimiento de la población de Inglaterra en el siglo XVIII creó una fuerte demanda de alimentos, lo que proporcionó un incentivo para que los agricultores adoptaran nuevas tecnologías y prácticas para aumentar la producción.
Estos factores se combinaron para hacer de Inglaterra un terreno más fértil para la revolución agrícola en comparación con el resto de Europa. El éxito de la revolución agrícola en Inglaterra sentó las bases para la revolución industrial del país y su surgimiento como potencia económica mundial.