2. Ausencia de participación de grandes potencias: Importantes potencias mundiales, sobre todo Estados Unidos, optaron por no unirse a la Sociedad de Naciones. Sin su participación y apoyo, la autoridad y la influencia de la liga se debilitaron considerablemente.
3. Membresía y representación limitadas: La Sociedad de Naciones estaba compuesta en gran medida por países europeos, dejando fuera regiones vitales como Asia, África y América. Esta representación limitada disminuyó su capacidad para abordar problemas globales de manera efectiva.
4. Incapacidad para resolver conflictos pacíficamente: La Sociedad de Naciones no logró abordar eficazmente los conflictos que surgieron en el período de entreguerras, incluida la crisis de Manchuria, la crisis de Abisinia y el ascenso del fascismo en Europa. Sus esfuerzos de mantenimiento de la paz a menudo resultaron ineficaces, ya que las naciones priorizaron sus intereses nacionales sobre la seguridad colectiva.
5. Falta de seguridad colectiva: Las naciones miembros no estaban obligadas a emprender acciones militares para hacer cumplir las decisiones de la Liga. Esto permitió que naciones agresivas, como Alemania, Italia y Japón, violaran los principios de la liga sin repercusiones significativas.
6. Aumento del nacionalismo y el aislacionismo: Las décadas de 1920 y 1930 vieron un aumento de los sentimientos nacionalistas y las políticas aislacionistas entre las naciones. Esto redujo la voluntad de los miembros de la liga de cooperar y tomar medidas conjuntas, lo que socavó aún más su eficacia.
7. Pacto Inflexible: El documento fundacional de la Liga, el Pacto, fue criticado por ser demasiado rígido e inflexible. La modificación del pacto requería un acuerdo unánime entre todos los miembros, lo que dificultaba la adaptación a las circunstancias cambiantes.